Thamara López | Escritora

El día de San Valentín

Ya que “todo el mundo” parece estar muy feliz con la celebración del día de San Valentín, yo le hablaré a los que hace mucho tiempo no lo celebran.  Las vidas perfectas de Instagram no existen, y, aunque sí hay parejas que mantienen el romance por años (la minoría en realidad), puede ser que algunos celebren en silencio, desnudos y haciendo el amor. En cuyo caso, por obvias razones, no hay fotos en redes sociales de su celebración.  Lo que quiero decir es que hay fotos románticas de desamores, y hay amores no documentados.  También hay personas que simplemente no creen en esta fecha, como me dijo la persona con la que estoy saliendo “ese día es para que los floristas vendan más flores”. El no cree en la fecha y nunca la ha celebrado. Hay muchas personas dando amor, siendo especiales cada día y que no creen en estas vainas, y hay otros siendo patanes en la cotidianidad y que el día de San Valentín se convierten en príncipes.  Me quedo con los primeros. Nadie sabe lo que hay detrás de vidas perfectas en redes sociales Estas letras son para dejar de lamentarse y dejar de revisar las redes sociales para ver a que amiga tuya le dieron el ramo de rosas más grande, y mientras más grande es el ramo, peor te sientes tú. Este escrito también es para mí, que este año iba a celebrar el día de San Valentín pero como el británico tuvo que trabajar y además no cree en esas vainas, me relajé. El suele ser especial cada día y eso vale más, aunque eso no “me sirva” para crear contenido romántico. De hecho no publico nada, él es de esas personas sin redes sociales, le gusta la privacidad y a mí no me cae mal dejar algo solo para mí.  En ocasiones pasa algo especial que quisiera publicar, pero la verdad soy un libro abierto con toda mi vida, dejar un pedacito en privado me parece justo y necesario. Y también me place respetar el punto de vista del otro.  Es una época de mucho mostrar y aparentar, queremos mostrar todo lo que comemos (en restaurantes, porque nadie le toma fotos a una plato de pasta con caraotas o a un arroz con huevo). Esa vida fabulosa que deprime a algunos, incluso a los que publican esa vida en apariencia perfecta. Para muestra Jennifer López con Ben Affleck, pasaron de verse perfectos en alfombras rojas, a divorciarse la siguiente semana. ¿Quién quiere un “amor” así? Nadie. Bueno, solo los algoritmos de Instagram. Lo que realmente sostiene las vidas de Instagram Conozco a una niña muy linda que vive en Miami, y es vloguera (sí, con “V” porque hace videos), muestra viajes, comidas hermosas, y un estilo de vida muy cool.  En la vida real ella trabaja de mesera en un restaurante (actividad que jamás muestra en sus redes) y que es el trabajo que le paga la renta y la vida.  Hay que decir la frase cliché para no herir susceptibilidades: todo trabajo dignifica, y es verdad.  Quien ve su Instagram dirá “wao, esta niña la está rompiendo” pero no saben que trabaja 60 horas a la semana para pagar el estilo de vida que muestra en sus redes.  No es que esté mal tener contenido solo de una parte de tu vida, el asunto es que eso hace que mucha gente se compare y se sienta muy mal. Darle a ese contenido unas pinceladas de realidad, lo haría más humano y más cool.  El día de San Valentín: las diferencias culturales y las maneras de amar La idea de estas letras surgió de una mujer de mi entorno que me dijo “escribe algo real de este día, no todos estamos celebrando aunque tengamos pareja”, y eso es una gran verdad.  Ella está casada, y su esposo (incluso ella), no cree en estas fechas. Creo que es un mal de la mayoría de los europeos, en su mayoría no son nada cursis o románticos. Y a ninguno de los que conozco, les gustan las redes sociales.  Pero todos los europeos que conozco, son buenos esposos, tranquilos, fieles, no buscan en sus parejas a unas domésticas que les cocinen o hagan las cosas del hogar. Lo raro es que algunas mujeres prefieren las fotos de Instagram al lado de patanes.  Si eres como yo y muchas latinas, quienes decidimos hacer turismo amoroso, lo más probable es que toque adaptarte y comprender las diferencias, de lo contrario vivirás molesta o decepcionada. Bien sea porque tu pareja no cree en la fecha, como el inglés, o porque estén solteros, hoy en día es más la presión por mostrar que somos especiales para alguien, que de verdad construir una relación real y sana. Parece locura pero es cierto. Incluso hay personas que compran rosas y chocolates para sí mismas, lo cual estaría muy bien si no fuera solo para tomar las fotos y publicarlas. La presión de el día de San Valentín Que pendejada sentir esa presión, cuando no tenemos ni idea del día a día de esa pareja. Quizás no se tocan, no se besan, no conversan, no hacen el amor, pero tienen fotos bien lindas para mostrar.  Hay personas que están dentro de una relación, en donde el sueño o en el deseo no es un ramo de flores, es que los escuchen. En donde el anhelo es un abrazo, una conversación sana y sin gritos, y eso da más paz y felicidad que una cita por el día de San Valentín.  Mi mejor San Valentín El día de San Valentín que más recuerdo, fue uno en el que yo tenía una pareja de muchos años, pero peleábamos mucho. Y mi hijo me llama y me dice “madre, ¿qué te regaló José Ángel? Yo le respondí que nada, que estábamos bravos. Y el me responde “madre, ¿me puedes venir a buscar al sambil (centro comercial en Barquisimeto Venezuela) a las 8pm? Yo le respondí que… Seguir leyendo El día de San Valentín

Conversaciones con mis miedos

Tener conversaciones con mis miedos es algo que jamás lo había hecho, ni siquiera pensado, a pesar de ser bastante frontal con todo aquello que me molesta, perturba, o me roba la paz.  Soy de las que da el paso muy pronto a la hora de hablar o intentar resolver un malentendido. Eso de «dejarlo así», solo lo hago con personas que no me importan un carajo. En mi familia, siempre me he sentido como el bombillo rojo, como quien detecta a tiempo la señal de alarma. Aunque con tristeza reconozco y he aceptado que no encuentro resonancia del otro lado del hilo familiar.  Yo veo las cosas que aún los demás no ven, y cuando lo hacen, en muchos casos es tarde para accionar. Solo queda la desventajosa y torpe acción de reaccionar.  Mis miedos y yo llegamos a Miami Acabo de llegar a Miami, mi vida ha estado movida en todo sentido en las 4 últimas semanas. Decisiones importantes y nada habituales me ha tocado tomar en los últimos días.  Dormía mal, pensaba todo el día en el tema, tenía un agotamiento mental que incluso pasó al plano físico. Me dolía la espalda, en fin, sentía que mis pensamientos me estaban agotando incluso en mi cuerpo físico.  El impacto y trascendencia de nuestras esferas emocionales, actualmente es desconocido por muy pocos. Es una comprensión colectiva la que tenemos en cuanto a como nos afectan nuestras emociones.  Estuve en un mar de pensamientos intrusivos y desgastantes durante un mes, hasta que un día me dije, «hablaré con mis miedos». Nunca lo había hecho, pero ese fue el pensamiento que me vino.  Cuando yo sé algo, que sé que lo sé, pero que no sé por qué lo sé, me lanzo de cabeza con la plena certeza de que es mi intuición. Siempre le hago caso a mi intuición y jamás me ha fallado. Los problemas vienen cuando la ignoro, no cuando la sigo. Así que me preparé un café, y me fui a mi cuarto, me paré frente al espejo y le dije a mis miedos.  “Si ustedes quieren, se meten en la maleta, y se vienen conmigo, pero esta vaina la voy a hacer, con ustedes, y a pesar de ustedes, así que nos vamos”. En ese momento me sentí como cuando una madre ejerce el amor con firmeza, y le dice a su hijo “esto es lo que vas a hacer, no te estoy preguntando, lo haces porque lo haces”. Con la diferencia que a mis miedos no los amo, solo les advertí, les informé, que no me iban a detener.  Llegué a Miami, la estoy pasando increíble con mi hijo, mi hijo me dio la noticia de que mi regalo de cumpleaños sería un crucero a Cozumel, México, solos él y yo.  No hacemos un viaje juntos y solos desde hace 13 años, siempre quise repetir una cita madre e hijo, solos él y yo.  Cuando me lo dijo, grité de emoción, no se lo pedí, fue su iniciativa, así que vale 1.000.000 de veces más para mí.  Así, que ahora tengo una nueva herramienta de vida, cuando los pensamientos vengan a “joder”, les invito un café, nos sentaremos a hablar, y les diré “lo siento, véngase conmigo si quieren, pero esto lo haré con ustedes y a pesar de ustedes”. Si a mis 17 años (y sin estar embarazada) le dije a mi mamá “me voy a casar”, con un novio con el cual tenía 1 mes, y no esperé (ni pedí) su permiso, a mis casi 53 años, no me dejaré gobernar por mis miedos. 

Trudy Ederle: La primera mujer en cruzar el Canal de la Mancha y su legado de Empoderamiento Femenino

La historia de Trudy Ederle, la primera mujer en cruzar el Canal de la Mancha, es una inspiradora lección de empoderamiento y superación personal. En un tiempo en que las mujeres eran limitadas por expectativas sociales, Trudy desafió las normas y demostró que la verdadera fortaleza reside en la determinación y el coraje de perseguir nuestros sueños, sin importar los obstáculos. ¿Quién fue Trudy Ederle? Trudy Ederle nació en 1905 en Nueva York, y desde temprana edad mostró una afinidad especial con el agua. A medida que crecía, su pasión por la natación no solo la llevó a romper múltiples récords mundiales, sino que también encendió en ella un deseo de superar sus propios límites. A los 19 años, Trudy ya era una nadadora reconocida, pero tenía una meta aún más ambiciosa: convertirse en la primera mujer en cruzar el Canal de la Mancha, un logro que hasta entonces solo había sido alcanzado por hombres. El Gran Desafío: Cruzar el Canal de la Mancha El Canal de la Mancha es conocido por sus frías aguas, fuertes corrientes y condiciones impredecibles, lo que lo convierte en uno de los desafíos más temidos por los nadadores de larga distancia. Sin embargo, Trudy no se dejó intimidar. El 6 de agosto de 1926, se lanzó al agua con un objetivo claro: romper barreras y demostrar que el empoderamiento femenino no es solo una idea, sino una realidad que se puede lograr con determinación. A lo largo de 13 horas y 34 minutos de nado continuo, Trudy enfrentó no solo las duras condiciones del mar, sino también sus propios límites físicos y mentales. Cada brazada fue un acto de fe y valentía, desafiando no solo a las olas, sino también a las expectativas de una sociedad que creía que el Canal de la Mancha era un dominio exclusivo de los hombres. Superación y Empoderamiento: El Legado de Trudy Ederle Cuando finalmente tocó tierra en Francia, Trudy Ederle no solo se convirtió en la primera mujer en cruzar el Canal de la Mancha, sino que también rompió un récord de tiempo, superando a muchos de los hombres que lo habían intentado antes que ella. Este logro fue más que una hazaña deportiva; fue un poderoso símbolo de empoderamiento femenino y un mensaje claro al mundo: las mujeres son capaces de cualquier cosa. La hazaña de Trudy inspiró a generaciones de mujeres a perseguir sus sueños y romper con las barreras impuestas por la sociedad. No se trataba solo de nadar; se trataba de nadar contra la corriente de una sociedad que subestimaba a las mujeres. Su valentía y determinación siguen siendo un ejemplo de cómo los desafíos pueden transformarse en oportunidades para demostrar nuestra fuerza interior. Enfrentando Nuevos Desafíos Tras su éxito, Trudy Ederle enfrentó otros desafíos, tanto personales como profesionales. La fama repentina y la presión de la opinión pública pusieron a prueba su resiliencia. A pesar de las críticas y los intentos de minimizar su logro, Trudy continuó nadando y compitiendo, siempre fiel a sí misma y a su pasión. Su historia nos recuerda que el verdadero empoderamiento no es un destino, sino un viaje constante de autodescubrimiento y superación. Nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas y a preguntarnos: «¿Qué límites puedo desafiar hoy?». Lecciones de Vida de Trudy Ederle La vida de Trudy Ederle es más que una simple historia de éxito; es una poderosa lección de empoderamiento femenino y resiliencia. Nos muestra que, con determinación y coraje, todos somos capaces de alcanzar nuestras metas, sin importar cuán difíciles sean los desafíos que enfrentamos. Cuando la vida te presente tus propias «aguas turbulentas», recuerda a Trudy y su legado. Y nunca olvides: tú también tienes la fuerza para cruzar cualquier canal que la vida ponga frente a ti.

La autoridad que da la experiencia

No hay mayor autoridad que la que nos da la experiencia. Mis mayores mentores de vida, las personas que más me han inspirado, no son aquellos que más cursos han hecho o que más libros se han leído. Son seres humanos que pasaron por experiencias que transformaron sus vidas, al punto de convertir esas tragedias, en la razón de sus propósitos de vida.  En mi caso, haber pasado por un diagnóstico de cáncer, fue en esencia una bendición. De no haber pasado por ahí, yo no sabría hoy el poder que yace en mi interior y la capacidad indudable que tiene mi cuerpo de autorepararse.  Haber pasado por esa experiencia no solo me llenó de empatía, sino de herramientas que hoy comparto como healing coach (coach de sanación). Tony Robbins, es un orador motivacional creador de un imperio empresarial, el coach de vida más reconocido a nivel mundial, escritor, conferencista, y experto en PNL entre otras cosas. Tony ha impactado a millones de personas con sus eventos presenciales, sus eventos virtuales y sus libros. Pero sus inicios no fueron en lo absoluto fáciles. Tuvo una infancia que fue una pesadilla, una madre drogadicta y alcohólica que lo maltrató cruelmente, que le hacía comer jabón hasta vomitar cuando decía algo que ella no quería escuchar. Y eso, lo hizo interesarse en la psicología humana, como mecanismo de supervivencia. He oído a Tony Robbins varias veces decir “si yo hubiese tenido a la madre que yo habría querido, no sería el hombre que soy hoy”. Su grandeza y su autoridad no provienen de una carrera universitaria, ni de un libro, sino de la experiencia. Otro muy buen ejemplo es el Dr Joe Dispenza, no hay libros, cursos, ni seminarios que hubiesen hecho posible que Joe Dispenza transformara las vidas que ha tocado. Solo el hecho de haber estado al borde de la muerte y de la invalidez lo hizo. Solo su deseo fehaciente de volver caminar, con la terquedad de lograrlo a partir de la reprogramación de su mente, ignorando completamente las recomendaciones de toda una junta médica muy calificada. Los médicos le dijeron, “si no te operas, jamás volverás a caminar, y si lo haces, es posible que lo logres”. Joe Dispenza, decidió no operarse, y volvió a caminar, ¿qué mayor autoridad que esa? Los reveses de la vida son de hecho una bendición, son el inicio de la transformación que necesitamos para crecer, y brillar con la mejor versión de nosotros mismos. Mario Alonso Puig dice “todo ser humano está llamado a la grandeza”, esa grandeza no se alcanza con una vida sin  desafíos. “¡Ningún mar en calma hizo experto a un marinero!” La autoridad de la experiencia es dolorosa, desafiante, por instantes nos hace querer renunciar, vemos esa cuesta tan empinada que queremos tirar la toalla. Pero recuerda, si quieres tirar la toalla que sea en la playa, y si de verdad deseas alcanzar la grandeza, bendice los desafíos, y agradece y disfruta el proceso. Cambia el ¿por qué a mí? por un ¿para qué me está ocurriendo esto?, ¿qué hay de bueno en esta situación que yo no he visto aún? Tony Robbins dice que la calidad de nuestras vidas depende de la calidad de nuestras preguntas. Hazte la pregunta correcta, reflexiona, escribe tus pensamientos, y recuerda esto: Pensamiento = Emoción = Acción = RESULTADOS La zona de confort con el tiempo se convierte en la zona más incómoda de todas, enamórate de los desafíos de la vida, la magia nunca ocurre en lo conocido.

Si quieres tener paz, prepárate para la guerra

En ocasiones en una armonía aparente, hay mucha guerra subyacente. Esta frase de un militar romano «si quieres tener paz, prepárate para la guerra«, no es una invitación a la confrontación, al contrario, es tener claro el camino y saber que esperar. Si quieres tener paz, prepárate la guerra, se refiere en el entorno relacional y de la vida misma, a la guerra que representan las conversaciones difíciles, los límites energéticos, y los espacios sanos que debemos defender. Se refiere a los aspectos no negociables que hay que poner sobre la mesa con las personas que forman parte importante de nuestras vidas. Hay calmas muy costosas en aras de mantener la armonía, en ocasiones hay un profundo sufrimiento y mucha implosión enfermiza. De esa ira contenida intentando procurar la paz, brotan las enfermedades incluso mortales. Esas personas que viven aguantando, callando y silenciando lo que sienten para no incomodar o contrariar a otros, pagan en sus propios cuerpos las consecuencias.  A veces también lo pagan en sus propias mentes, y eso es lo más difícil de recuperar, la salud y la paz mental. Hay una línea muy delgada entre el ejercicio de la prudencia y el ejercicio vital de establecer límites. Los límites relacionales y especialmente los límites energéticos son vitales. La armonía debe ser un intercambio de voluntades en un entorno saludable, como un medio de mantener la paz y el acuerdo entre los seres humanos, con sus días buenos y con sus días malos. No un sacrificio unilateral, una sola persona cediendo, dando, tolerando, callando y sufriendo, con un vampiro energético al lado, eso no se llama prudencia, eso se llama estupidez. Y no me refiero al 50/50 del que tanto se habla, porque en la vida relacional no se despeja igual la “X” que en las matemáticas. Habrá un día en el que por ejemplo, en mi relación con mi hija, yo ponga el 80% y ella el 20%. Es realmente la excepción, generalmente hay un balance, y si no lo hay, es ella la que impone y en quien impera casi siempre la serenidad y la calma para sostener una relación que nos hace tanto bien a las dos.  En este ejemplo, el amor está por encima de todo, y el deseo de no lastimarnos está siempre ahí presente. Pero en otras relaciones las cosas no son tan sencillas, y es allí, donde generalmente, hay una persona que se sacrifica permanente.    De ese agotamiento hay mucho cáncer como secuela, en sentido figurado, y muy lamentablemente en sentido literal. Lo veo a diario en los comentarios que me dejan en mis publicaciones sobre este tema. Lo he visto infinitas veces en las sesiones de coaching de sanación que doy, veo a personas nobles y bonitas que me dicen “Thamara, no puedo hablarle así a mi mamá”. Y por no “poder” ponerle un freno a una madre llena de juicios o de negatividad, esas personas permanecen en entornos enfermizos.  En estas situaciones nadie gana, ni siquiera el insoportable que tiene la suerte inmerecida de tener quien se lo aguante, con sus arrebatos y su nula inteligencia emocional. Y mucho menos los que padecen silentes en un ejercicio torpe de tolerancia extrema y nociva, que los socava día a día.  Lo que siempre les digo, esos que van por la vida con su “Yo soy así”, yo a esa gente la mando al carajo sin contemplaciones, les he perdido la tolerancia y especialmente la Fe. Si ellos mismos presumen de su incapacidad de cambiar ¿por qué habría yo de creer entonces que sí lo harán? No tolero ni a los “yo soy así”, ni a los “yo te amo a mi manera”, si no me siento amada y valorada, y si » tu manera» no me sirve, no hay forma que yo me quede allí.  Hace un par de meses, corté una amistad de 30 años, me sentí amando y valorando sola, y la verdad nunca me había sentido así, sino hasta que pasó algo relevante para mí, que fue plenamente invalidado por mi amiga. Y ese hecho, absolutamente devastador para mí, y por el cual sufrí en silencio por años, y mi amiga fue de hecho la única causante del mismo, ella lo invalidó y no me otorgó ni un ápice de empatía. Ella intentó (sin éxito) de voltear la tortilla, y sus argumentos fueron tan torpes, que me hizo muy fácil la necesaria despedida.  Pasé 5 años con mi dolor en silencio para no herirla ni afectar nuestra amistad, nos encontrábamos, nos abrazábamos, le decía «te amo», nos reíamos, y aunque eso viniera a mi mente 100 veces en nuestros encuentros, yo no lo mencioné jamás. ¿Ven lo que les digo que sufrir en silencio jamás funciona ni trae nada bueno? Un día, y producto de una reacción muy desagradable que ella tuvo al yo pedirle un favor (por cierto bastante relacionado con el asunto silenciado), yo exploté, y ella tristemente tuvo la peor actitud que yo pude haber imaginado. Me la imaginaba tan diferente al conocer todo lo que yo había guardado en silencio para no herirla. La decepción y la tristeza fueron indescriptibles. La amaba, quizás la amo aún, pero se me hizo tan fácil tomar la decisión, vi con tanta claridad su falta de valoración hacia mí, que me retiré con una paz y una satisfacción que francamente me dejó sorprendida.  Tuve la madurez y la inteligencia emocional de escribirle una carta tan pronto pasó la situación, y me dije, “si dentro de 30 días, sigo pensando igual, se la envío”. No esperé 30 días, sino 2 meses, y pensaba exactamente igual, y se la envié, me sentí elevada y orgullosa de mi proceso y mi progreso.  Poner límites es sano, liberador, necesario y justo para todos, no podemos relacionarnos sin límites sanos y sin acuerdos conversados.  Las conversaciones difíciles nos regalarán una vida más fácil, establecer los aspectos “no negociables” en una relación, es algo no negociable.  Las mujeres somos expertas en… Seguir leyendo Si quieres tener paz, prepárate para la guerra

Venezuela el 28 de Julio si nos dejan ganar

«Si nos dejan ganar» he leído y escuchado esta frase tantas veces y me pregunto, ¿quién en su sano juicio iría a una contienda sabiéndose perdido y sin oportunidad alguna? Es así como muchos venezolanos y extranjeros ven esta apuesta de Maria Corina Machado y Edmundo Gonzalez, atrevida y descocada, una quimera, como dice la pegajosa y jocosa canción venezolana, «El norte es una quimera» Aquí la quimera la sentimos al norte de América del Sur. La RAE define «quimera» como aquello que es cierto solo en la imaginación. Y me pregunto ¿y no fue así que comenzó todo?, en la mente, en el ingenio y en el corazón de los grandes inventores de la historias. Y esos anhelos y visiones del mundo, fueron la causa para que los tildaran de locos. Los locos son aquellos que ven posible lo que a la vista de los demás parece imposible. Yo prefiero llamarlo FE. Hoy Domingo 14 de Julio de 2024, a tan solo dos semanas para las elecciones presidenciales en Venezuela, me confieso en un artículo casi imposible y poco probable. En mi top 3 de temas de conversión y de escritura, vetados por mí, de número uno está la queja, y en el segundo lugar la política, bueno, heme aquí vulnerando mi autocensura y hablando de algo que en ocasiones luce inexorable. La quimera que todos deseamos, el cambio, la bondad que gobierna, el odio que se extingue, los velos que se quitan, la verdad que resplandece, la meritocracia de regreso por la puerta grande, el talento desperdigado por el mundo pisando la obra de Cruz Diez en Maiquetía con ese poco de maletas y de abrazos pausados por años. Cuanta gente queriendo irse, pero son más los que están fuera queriendo regresar, pareciera que tenerlo todo se convierte en nada cuando la mente y el Ser están en tu tierra. Están con tus matas que las dejaste en casa de la vecina, están en tu casa con un tanque atravesado por si acaso se va el agua, con los apagones tan buenos para armar conversaciones familiares con los teléfonos apagados o con los vecinos que casi se alegran cuando se va la luz para salir y echar cuentos un buen rato. Y no, no es como algunos me han dicho de que «eso es resignarse», ser positivo no es negar lo malo, es poner el foco en la solución y en lo que sí puedo controlar. Yo no puedo cambiar la situación eléctrica, pero puedo elegir qué hacer mientras no hay luz, puedo tener una buena conversación, salir a caminar, leer o puedo elegir quejarme del gobierno, siempre será mi elección. No me he resignado a que lo básico parezca un lujo, ni a que ninguna irregularidad parezca lo normal. Pero sí me he acostumbrado a agradecer cosas que antes daba por sentadas. Hace 2 días, estuve en la conferencia del Dr Mario Alonso Puig en Barquisimeto en Venezuela, espectacular, casi 900 personas asistimos. Hice una inmensa cola de más de 300 personas para que me firmara su libro, y regalarle mi libro: Escribir, Soltar, Sanar y dárselo en sus manos. En esa cola larga pero sabrosa de la firma de libros, conocí a Lucresia, a sus hijos, a Andreína, a Emperatriz, y a otras mujeres hermosas, sonrientes que me contaron un pedacito de sus vidas y de sus historias. Con Andreína me reí mucho y nos abrazamos sabroso, me dijo al acercarse «¿Tú eres Thamara verdad? Yo soy tu fan de TikTok«, me reí y la abracé muy fuerte. Luego su amable esposo, al parecer se dio cuenta de la situación, se nos acerca y nos dice «pónganse para tomarles una foto». Qué sabroso esos esposos que se anticipan a los deseos de sus esposas y le regalan esos detalles. Cuando le conté a una de mis nuevas amigas de la cola que soy escritora y que había traído un libro para regalárselo a Mario Alonso, me dijo «pasa tú primero que quiero ver su reacción cuando le entregues tu libro». Ella estaba antes que yo en la fila, y yo que había pensado «¿quién me va a tomar la foto cuando abrace a Mario Alonso? porque yo andaba sola. No solo me tomaron fotos, me hicieron videos, y en el fondo se escuchaban las risas de mis compañeras de fila por mis locuras. Fue magia pura lo que pasó ese día, y aunque no me resto mérito en eso de esperar que todo salga bien, tener siempre la mejor actitud y manifestar milagros, esa vaina no habría sido posible sino solamente en Venezuela. Venezuela es un país que regala risas, amistades hechas en 3 minutos en una cola de un supermercado, intercambio de recetas y consejos matrimoniales, confesiones que solo se harían a una hermana, y solidaridad y bondad de personas que nunca antes habías visto. Esa calidez con gente que no parece desconocida, con gente que te regala sonrisas y amabilidad de una manera que no se ve en el resto del mundo, perdón, pero he viajado y sé que es así, no pedí nacer en Venezuela, solo tuve la dicha de haberlo hecho. ¿Te imaginas a esta Venezuela de calles llenas de gente buena, con un palacio de gobierno también habitado por la bondad? Seguiríamos teniendo al Salto Angel, a los médanos de coro, a las playas tibias de arenas blancas, a Los Roques a las montañas de Mérida, de Cubiro, de Sanare, a los llanos, los ríos, y además teniendo de vuelta lo normal y de salida lo que se ha vuelto común. «Mano tengo Fe» dijo el futbolista venezolano Luis Mago, y de esa frase nos adueñamos todos los venezolanos, no solo para alentar a la Vinotinto, sino con un recordatorio, un estigma de que «aquí nadie se rinde« «El que no cree en milagros no es realista» dijo Audrey Hepburn, frase que digo con bastante frecuencia y está tatuada en mi ser. No solo creo en milagros, sino que los… Seguir leyendo Venezuela el 28 de Julio si nos dejan ganar

Una musa mal vestida 

Quien diría que la falta de inspiración ha inspirado este artículo. El lado malo de lo auténtico, de lo que fluye, es que parece estar reñido con la disciplina, la estructura y la constancia. Así que escribir por inspiración, tiene esencia pero no estructura ni orden alguno. Al menos en mi experiencia como escritora, escribir por escribir, como un acto disciplinado que hay que hacerlo cuando “toca”, no se me da. Siento que mis letras carecen de corazón cuando escribo sin inspiración.  El romance no da dinero, eso dicen, y a veces yo también lo creo, pero el disfrute del camino también es muy rentable para el alma.  He leído de escritores, como Isabel Allende por ejemplo, quien cada 8 de Enero se sienta frente a su computador a escribir una nueva novela, yo admiro profundamente esas historias, y hasta he flirteado con la idea de emularlas. También he leído que Julio Cortázar tardó 10 años en escribir su obra más célebre, así que en materia de tiempos y rigores, no han escrito los autores. Encontrar mi propia forma de hacer las cosas me está tomando toda la vida, y eso me gusta, porque eso me da libertad y el permiso de cambiar, de crecer, de evolucionar, y de jamás casarme con la frase “yo soy así”. Cambiar de opinión, eso sí se me da bien. Parafraseando algo que leí hace años, “si me conoces desde hace muchos años, permíteme presentarme de nuevo”. Es una metáfora que expresa con suma claridad la evolución a la que deberíamos estar todos obligados a experimentar.  Porque eso de quedarnos estacionados, es muy aburrido. Yo no quiero experimentar el lamento común antes de morir, «arrepentirme de lo que no hice». Prefiero pedir perdón que pedir permiso, y esto lo hago desde los 12 años que le pedía perdón a mi mamá por robarle el carro.   Todo lo que se detiene, no se usa, o se estanca termina perdiéndose, o dañándose. Cuando salgo de viajes y dejo mi casa sola y cerrada, al llegar encuentro varias cosas dañadas, así pasa con nuestras capacidades. Hay una frase en inglés que dice “use it or lose it”, que significa  “usarlo o perderlo”, es un término muy usado en neurociencia para señalar que cuando dejamos de usar algunas funciones de nuestro cerebro, las vamos perdiendo.  La incomodidad de lo desconocido es terreno fértil para el crecimiento y la expansión. y en ocasiones la zona de confort termina siendo la más incómoda de todas, y al mismo tiempo el lugar de donde más nos cuesta salir. Como la historia de la rana que salta al caer en agua hirviendo, mientras que a otra rana que la colocan dentro de la olla mientras se calienta lentamente el agua, se queda ahí y sin darse cuenta muere lentamente.   ¡Morimos lentamente cuando no crecemos! En una ocasión, me hice un estudio cerebral, y el médico me dijo que tenía una actividad cerebral muy acelerada, por eso siento que a veces concateno ideas de manera muy acelerada y que a la vista de la mayoría podrían no tener relación. Salto de un punto al otro y pienso que solo en mi mente eso tiene un hilo conductor. Algún día contaré las cosas que le hicieron a mi cerebro desde que nací, es mi segundo libro de hecho, y tengo tanto miedo de contar eso, pero es justamente ese miedo lo que me dice que tengo que hacerlo. Así que lo haré con miedo y todo. Esas cosas que la medicina tradicional de los años 70’s, le hicieron a mi cerebro de bebé, podría ser la explicación de tantas cosas en mi vida, de esa manera particular de ver las cosas, de vivir y de existir. Al final creo que terminaré agradeciendo la ignorancia médica de la época. Y seguramente eso explica que instintivamente, rechace a la medicina tradicional, y siempre elija seguir mi intuición en lugar de un récipe con bata blanca. Este artículo es una prueba de ello, comencé hablando de que lo genuino, la esencia y lo que fluye pareciera estar peleado con la disciplina, y di un salto súbito a otros temas.  Así ha estado mi mente en las últimas semanas, escribo y la narrativa y el tema dan un salto cuántico y yo decido cerrar la laptop y no publicar mis ideas. Sintiéndome hasta incómoda con mis letras, como cuando uno sale a la calle con un niño malcriado. Hoy, Domingo 23 de Junio de 2024 no lo haré, y ventilaré un poco de caos mental, con esencia pero sin orden, porque  así he decidido vivir y escribir al fin y al cabo.  Quizás encuentre allá afuera alguien con la mente dispersa, pero el alma serena y el corazón en paz, que abrace estas letras. A veces mi alma puede no estar serena, pero mi corazón siempre está en paz. Dijo Miguel Ángel «todo lo que hay que hacer con la piedra es remover todo lo que NO es el David». La obra más célebre de Cortázar, Rayuela, trae un índice alocado como guía de lectura, el lo llama “tablero de dirección”, que te invita a saltar capítulos, sin orden cronológico ni lógico, y fue la obra que le dio fama mundial. A veces dejar ver lo que consideramos raro, o las grietas de la inspiración o de nuestra creatividad, es un riesgo que pudiera funcionar. Funcionar para llegar y para conectar.  He sentido las últimas 6 semanas, que mis artículos necesitan un “tablero de dirección”, o quizás estoy de prejuiciosa pensando que mi desorden de ideas no pueda tener orden en otra mente que no sea la mía.  Dicen que como se hace una cosa se hace todo, y la verdad a mi el orden “natural” no se me da, en casi todo en la vida he alterado el orden habitual, incluso en lo más rutinario. Sé cuando tengo la mente en modo creación y caos al mismo tiempo, me cuesta leer por largo rato, tengo el… Seguir leyendo Una musa mal vestida 

Protegido: El marketing del sexo

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Feliz día de las madres

Supe que iba a ser mamá cuando acababa de cumplir 18 años, nunca me gustó jugar muñecas, me gustaba patinar y las pistas de carro, siempre me encantó manejar, por eso tan pronto me llegaron los pies a los pedales, me robé el carro de mi mamá, a mis 12 años. Cuando supe de mi embarazo, lloré y no de emoción, me dio un susto muy grande, no le había cambiado un pañal ni a una muñeca, y ya venía en camino una muñeca de verdad verdad . Mi primera muñeca fue mi hija, fui una niña sosteniendo a otra niña en sus brazos, cuando veo mis fotos con mi hija pequeña, me sorprendo de lo pequeñas que éramos ambas. Al principio de la maternidad todo es un trajín, no hay mucho tiempo de pensar ni de planear, son meses agotadores en donde el día a día nos atropella. Todo el día se va en cambiar pañales y dar teta, y cuando queda un tiempito, en contemplar cada novedad, un nuevo gesto, una sonrisa, un balbuceo, que ya se sienta, que ya toca darle alimentos sólidos y así se pasa el primer año.  El segundo año es aún más movido, los bebés comienzan a caminar, a hablar, son más impetuosos, demandan más tiempo y atención. Vienen las primeras tremenduras, y las primeras caídas, por mucho que los cuidemos, siempre se caen y el sufrimiento y la culpa que sentimos son enormes. El tiempo vuela Luego, y con la sensación de haber dado un salto cuántico, o de haber viajado en la máquina del tiempo, ya han pasado 33 años desde aquel primer día de las madres. Ya no hay que salir corriendo a comprar foamis ni cartulinas, ni tampoco ir a la dirección del colegio porque hicieron alguna tremendura. Ya no se buscan boletas, no hay actos del día de la madre, y ya no te regalan tarjetas de foami escritas con una letra choretica y tierna. De repente te dicen “madre, cierra la puerta contigo afuera” frase que escuché por primera vez en la adolescencia de mi hijo, porque cuando me decía madre por favor cierra la puerta, yo me quedaba dentro de su cuarto y me reía.  Entonces mi hijo sabía que debía especificar porque sino su madre “pegoste” se quedaba adentro del cuarto con él. Ese mismo período de adolescencia lucía diferente con mi hija, fue más tranquilo por su carácter sereno, mi única preocupación era que le gustaba el rock e iba a los conciertos que siempre eran a 400 Km de casa. Al primer concierto la llevé yo, fue en el poliedro de Caracas, y recuerdo el pavor que sentí cuando dejé a mi hija haciendo la fila con hombres barbudos y tatuados, yo solo pensaba ¿qué hace mi bebé aquí? Recuerdo también, muy especialmente una conversación con mi hija en esos tiempos, un día Mariandrea me dice “Mami, el suelo está muy desacreditado, el suelo también es un lugar para colocar cosas”. Me reí muchísimo, y todavía hoy hay muchas risas en mis conversaciones con mi hija. Ya se pueden imaginar como estaba el suelo del cuarto de mi hija, y la verdad eso jamás me molestó, llegado un límite le decía que lo arreglara (límite tipo ya la puerta no cerraba ni se veía de qué color era la cerámica del piso). Mi maternidad fue más amorosa que rigurosa, yo no me ocupé tanto en que fueran ordenados, siempre me enfoqué en darles amor, y como madre me propuse dos pilares: que mis hijos tuvieran a Dios en su corazón y que fueran felices. Hoy, sé que mis dos anhelos como madre, se han cumplido. Disfruté tanto el tiempo de mis hijos en casa, fueron tantas las risas, y los buenos momentos, que el día que se fueron, en medio de la añoranza, sentí mucha felicidad de verlos crecer, madurar y prosperar.  El amor de madre ha sacado lo mejor de mí, soy una versión muy mejorada de mí como mamá, y pensaba yo, ingenuamente, que ya mi corazón se había expandido a su máximo potencial.  Pensaba yo, que ya había amado hasta lo máximo que se puede amar, porque, ¿a quien se puede amar más que un hijo? Y llegó Kira Marzo 2022, me entra una videollamada, con una cara de mi hija que no conocía, preocupada, sorprendida, temerosa, igual a la cara que seguramente puse yo a mis 18 años, y me dice “mamá, estoy embarazada”. En ese instante, con mi amor de madre la acompaño en el susto, pero en realidad solo quería saltar de emoción. Mi sueño más grande de los más recientes años, se había hecho realidad.  Fui la mujer más feliz “de closet”, me quedé solo siendo la mamá de una hija asustada por la noticia. Pero por dentro, solo había una felicidad indescriptible, iba a ser abuela, ya venía en camino mi nieta soñada.  Siempre anhelé tener una nieta, una nieta hija de mi hija, y a pesar de que solo tenía la información del embarazo, ya en mí habitaba la certeza de que mi nieta venía en camino. Mi yerno apostó conmigo, me dijo que sería varón y yo le dije que no, que sería niña. Apostamos 100$ y yo le dije “Jack, tendré a mi nieta y mis 100$, ya lo verás”, y así fue.   Y ahora en todo veo a mi nieta, a veces no sé si estoy derretida de amor por Kira, que tiene unas caritas y unos gestos que no dejo de captar en fotos y en videos. O si estoy contemplando a mi hija siendo mamá. No sé que me enternece más, si saber la maravillosa madre que tiene mi nieta, o el amor rotundo y robusto que siento por mi Kira. Con Kira he estado en muchos primeros momentos, el más especial el día que nació, yo entré al quirófano, escuché su primer llanto, vi a mi hija enmudecida cuando le pusieron a su hija en el pecho.… Seguir leyendo Feliz día de las madres

El arte de mandar todo al carajo

Algunas veces un detox relacional nos puede asegurar la paz mental, la salud espiritual y en ocasiones nos puede salvar la vida. Dominar el arte de mandar todo al carajo, puede ser una necesidad y una bendición. “El ser humano cambia cuando está harto de estar harto”, esta frase se la escuché a Mario Alonso Puig, uno de mis escritores y conferencistas favoritos [quizás el favorito], pronto viene a mi ciudad e iré a verlo. Así que quizás estar harto de estar harto sea el empujón que necesitas. Mark Manson en su libro titulado “El sutil arte de que -casi todo- te importe una mierda“ nos regala una guía con un lenguaje irreverente para mandar al carajo a todo aquello que no nos importa. En realidad solo leí una sinopsis, no he leído el libro, eso de mandar a la gente al carajo se me da bien. En ocasiones a algunas personas, no es mi caso afortunadamente, les cuesta alejarse de la gente que los lastima, hace poco estaba dando una sesión de terapia de sanación y Luz (la llamaremos así para proteger su identidad y porque es una mujer de mucha luz), una mujer hermosa y con una energía muy bonita, me decía “toda mi familia es muy negativa”, y me confesó su incapacidad de mandarlos al carajo.  Luz tiene cáncer, está mejorando mucho gracias a Dios, y le dije la importancia del entorno, de mantenerse alegre y positiva, y de cuidar celosamente sus energías y las personas de quien se rodea.  Dentro de todas las herramientas que le di para su sanación plena, le pedí que se alejara de personas negativas, que le huyera a la queja, que eso no le suma en su camino de sanación.  Al final de la sesión, cuando estábamos hablando de la quejadera de su familia, con la cual vive, le sugerí ponerse unos audífonos para no escuchar esa negatividad. Le dije, vas a saludar, te sonríes y les dices «tengo que escuchar unos audios que me mandaron para sanar», y te blindas con los audífonos. De hecho Rosa me dijo que ella siempre se despertaba con buen ánimo, y que cuando escuchaba a su familia se le bajaba el ánimo inmediatamente. Más que evidente que el entorno nos define, de hecho uno de los aspectos medulares para instaurar hábitos positivos es el entorno. Hace poco escuché una frase “estar solo es un superpoder”. De verdad la abrazo fuertemente, para mi la soledad es oro, es paz, es encuentro, es inspiración, creatividad, serenidad y gozo.  Y muy especialmente si quienes te rodean, son un drenaje de energía. Porque una cosa es estar solo, y otra muy distinta sentirse solo, yo vivo sola, pero no tengo esa sensación de soledad, al contrario, me encanta vivir sola y es para mí una especie de burbuja que construyo para alcanzar todas mis metas. Hago de vivir sola una especie de laboratorio de crecimiento personal en donde destino mi tiempo y mis espacios a crecer en las áreas que me apasionan. Familia es familia En ocasiones no es fácil decidir, ni menos accionar en esa depuración del entorno, ejecutar ese detox emocional y relacional puede ser complejo. Y más si son personas muy cercanas, y peor aún si viven contigo. Esa lista de personas que no quiero cerca, ha crecido en los dos últimos años. En ocasiones las personas salen voluntariamente por la puerta, en otras hay que darles el empujoncito, de cualquier manera cuidar tu entorno y tu energía, siempre valdrá la dicha. Si me he alejado hasta de mi mamá cuando lo consideré necesario, de cualquiera lo haré sin dudarlo. Y siempre aclaro que mi mamá es un ángel, nadie que la conozca dirá lo contrario, pero han habido momentos, en que he sentido que debía alejarme y lo he hecho. Uno de esos momentos fue cuando me diagnosticaron el cáncer, yo sabía que mi mamá se iba a derrumbar, no la quería ver llorando ni sufriendo, aunque debo confesar que esa no fue mi principal motivación, mi prioridad fue cuidar mis energías y mi enfoque para sanarme. Si le decía a mi mamá, tendría que hablar del tema, decirle como estaba, y se iban a enterar cientos de personas en su iglesia, y no quería esa energía sobre mí. Todo hubiese sido con muy buena intención, pero igual no me servía para la decisión que había tomado, y que gracias a Dios, salió como yo lo esperaba.  Quería enfocarme en sanarme, emplear todas mis energías, palabras, afirmaciones, pensamientos y recursos en lograr mi sanación plena, no podía permitirme estar pendiente de nadie más. Si tienes que elegir, elige por ti, no es loable, ni heróico, ni menos sensato permanecer en un lugar que nos roba la energía, solo por la frase de “familia es familia”. Esa frase es buena ejercerla para disfrutar, amar y honrar a las buenas familias, no para usarla como una sentencia de muerte y de aguante. Y si aplica para la familia, más rápido aplica para amigos, compañeros de trabajo, vecinos, etc. Estas reflexiones o posiciones ante la vida, seguramente no son bien vistas por algunos, pero en realidad  ya no espero que me den la razón, pero sí que validen mi emoción, no es “tienes razón Thamara”, que en ocasiones luce como necesario. Es un “lamento que te hayas sentido así, no era mi intención lastimarte, no había visto las cosas desde ese punto de vista”. Eso es validar una emoción, hacer sentir al otro visto, y comprendido. Hacerle sentir que lo has oído, y tomar en cuenta aquello que es importante para esa persona. Porque si te digo «oye, me estás lastimando, me estás pisando» y me pides perdón, pero sigue haciéndolo, ese «perdón» no vale de nada. El verdadero perdón es la genuina intención de no repetir la acción que ha causado el daño.   Cuando este regalo de la validación no se encuentra en una relación, deberíamos darnos el regalo de la distancia, y en aquellos lugares… Seguir leyendo El arte de mandar todo al carajo

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