Thamara López | Escritora

Conversaciones con mis miedos

Tener conversaciones con mis miedos es algo que jamás lo había hecho, ni siquiera pensado, a pesar de ser bastante frontal con todo aquello que me molesta, perturba, o me roba la paz.  Soy de las que da el paso muy pronto a la hora de hablar o intentar resolver un malentendido. Eso de «dejarlo así», solo lo hago con personas que no me importan un carajo. En mi familia, siempre me he sentido como el bombillo rojo, como quien detecta a tiempo la señal de alarma. Aunque con tristeza reconozco y he aceptado que no encuentro resonancia del otro lado del hilo familiar.  Yo veo las cosas que aún los demás no ven, y cuando lo hacen, en muchos casos es tarde para accionar. Solo queda la desventajosa y torpe acción de reaccionar.  Mis miedos y yo llegamos a Miami Acabo de llegar a Miami, mi vida ha estado movida en todo sentido en las 4 últimas semanas. Decisiones importantes y nada habituales me ha tocado tomar en los últimos días.  Dormía mal, pensaba todo el día en el tema, tenía un agotamiento mental que incluso pasó al plano físico. Me dolía la espalda, en fin, sentía que mis pensamientos me estaban agotando incluso en mi cuerpo físico.  El impacto y trascendencia de nuestras esferas emocionales, actualmente es desconocido por muy pocos. Es una comprensión colectiva la que tenemos en cuanto a como nos afectan nuestras emociones.  Estuve en un mar de pensamientos intrusivos y desgastantes durante un mes, hasta que un día me dije, «hablaré con mis miedos». Nunca lo había hecho, pero ese fue el pensamiento que me vino.  Cuando yo sé algo, que sé que lo sé, pero que no sé por qué lo sé, me lanzo de cabeza con la plena certeza de que es mi intuición. Siempre le hago caso a mi intuición y jamás me ha fallado. Los problemas vienen cuando la ignoro, no cuando la sigo. Así que me preparé un café, y me fui a mi cuarto, me paré frente al espejo y le dije a mis miedos.  “Si ustedes quieren, se meten en la maleta, y se vienen conmigo, pero esta vaina la voy a hacer, con ustedes, y a pesar de ustedes, así que nos vamos”. En ese momento me sentí como cuando una madre ejerce el amor con firmeza, y le dice a su hijo “esto es lo que vas a hacer, no te estoy preguntando, lo haces porque lo haces”. Con la diferencia que a mis miedos no los amo, solo les advertí, les informé, que no me iban a detener.  Llegué a Miami, la estoy pasando increíble con mi hijo, mi hijo me dio la noticia de que mi regalo de cumpleaños sería un crucero a Cozumel, México, solos él y yo.  No hacemos un viaje juntos y solos desde hace 13 años, siempre quise repetir una cita madre e hijo, solos él y yo.  Cuando me lo dijo, grité de emoción, no se lo pedí, fue su iniciativa, así que vale 1.000.000 de veces más para mí.  Así, que ahora tengo una nueva herramienta de vida, cuando los pensamientos vengan a “joder”, les invito un café, nos sentaremos a hablar, y les diré “lo siento, véngase conmigo si quieren, pero esto lo haré con ustedes y a pesar de ustedes”. Si a mis 17 años (y sin estar embarazada) le dije a mi mamá “me voy a casar”, con un novio con el cual tenía 1 mes, y no esperé (ni pedí) su permiso, a mis casi 53 años, no me dejaré gobernar por mis miedos. 

La capacidad real y la capacidad aparente para enfrentar los desafíos de la vida

Existe la capacidad real y la capacidad aparente para enfrentar desafíos de la vida.  La capacidad real es nuestra grandeza, nuestra luz, nuestro poder resiliente y creador esperando ser despertado. Esperando que hagamos uso de él para transformar nuestras vidas.  La capacidad aparente para sortear los retos de la vida, está absolutamente contaminada por varias cosas:  Hacer que tu mente sea la ama, es una muy mala decisión, “la mente es muy buena sierva, pero es muy mala ama”. La capacidad aparente vendrá de tu mente, de tus juicios, y de tus miedos, la capacidad real vendrá de tu ser, de tu verdadero yo. No despertarás mañana con toda la claridad que se requeriría para ver el final del camino, ni hasta dónde llegarás. Pero tampoco lo necesitas.  La linterna que llevan en la frente los mineros, apenas les alcanza para iluminar pocos metros enfrente de ellos, sin embargo, siguen confiados caminando hacia adelante.  El autoconocimiento, y la consciencia plena de nuestras capacidades es solo el inicio, de hecho un buen inicio al que muchos jamás accederán ni siquiera lo intentarán. Jamás nadie ha hecho grandes cosas sabiendo desde el inicio como realizar todas las fases del proceso. Las personas que logran grandes hazañas solo cuentan con la visión completa, pero dan un solo paso a la vez.  La historia de la visión más poderosa La frase más famosa de Walt Disney fue “si puedes soñarlo, puedes hacerlo”. No dijo “no des un paso antes de tener claro todo”. Hay una historia de la esposa de Walt Disney que me encanta y dice así: “al momento de la inauguración del parque más emblemático del mundo, “Disney”, los organizadores del evento dijeron delante de la esposa de Disney “es una lástima que el Sr Walt Disney, no haya visto esto”.  La esposa los interrumpió y les dijo “Walt vio todo esto antes que todos nosotros, si él no lo hubiera hecho, esto no sería posible”.  En otras palabras, “el poder de una visión clara”. Es más fácil de lo que pensamos, solo debemos apegarnos a la regla 80/20. 80% visión, 20% acción. Y ese 20% es acción constante y determinada, y un cúmulo inmenso de pequeños grandes pasos.  Te voy a dar un ejemplo, yo al despertar no quiero comer algo saludable, no me provoca, quiero un café o una galleta dulce, o si tengo torta en casa, la felicidad aumenta y la ganas de comerme una tortilla de huevos disminuye .  Desde hace 2 meses, estoy tomando agua tibia con limón en ayunas, es una manera saludable de comenzar el día, de alcalinizar mi cuerpo, y activar mi metabolismo.  Al inicio, tomaba mi agua con limón, sin pensar en más nada, esperaba 20 minutos y luego me tomaba mi café con mi galleta.  Con el pasar de los días, tomé consciencia, y dije “si ya estoy haciendo algo bueno para mi cuerpo, ¿por qué no tomar un desayuno saludable para cuidarme un poco más al comenzar el día? El efecto compuesto de los pequeños hábitos Cuando comencé con el agua con limón, no pensé en dejar de comer dulces en la mañana, pero ahora, quiero hacerlo, ¿por qué? porque al dar un solo paso, el camino se nos va abriendo. Ahora, estoy más despierta en el cuidado de mi cuerpo al despertar, y eso es un efecto compuesto, poco a poco irá creciendo, y solo comenzó con un agua con limón al despertar.  Lo mismo te va a ocurrir, comenzarás a leer 2 páginas al día, luego serán 10 y luego leerás un libro por semana.  Primero saldrás a caminar 5 minutos, luego serán 30 minutos. Y quizás luego te enamores de entrenar en el gym.  Harás 2 llamadas al día para captar más clientes, y luego serán 20 llamadas, y tus ingresos irán creciendo exponencialmente.  El paso a paso va construyendo una nueva realidad, va transformando nuestras vidas de una forma que no alcanzamos a comprender plenamente hoy.  Esa transformación, tiene estricta relación con el despertar de nuestras capacidades reales para hacerle frente a la vida, con amor, valentía, curiosidad, esperanza y optimismo. 

Recupera tu mente Reconquista Tu Vida: Consejos de Marian Rojas Estapé para Mejorar tu Salud Mental

En un mundo donde la atención está constantemente fragmentada por notificaciones y distracciones digitales, el libro «Recupera tu Mente, Reconquista tu Vida» de Marian Rojas Estapé se presenta como una guía esencial para quienes desean recuperar el control de su mente y mejorar su calidad de vida.  Este libro no solo ofrece una comprensión profunda de cómo funciona nuestro cerebro en la era digital, sino que también proporciona herramientas prácticas para mejorar nuestros niveles de atención y construir hábitos de vida saludables. 1. Comprende el Papel de la Dopamina en tu Vida Diaria En «Recupera tu Mente, Reconquista tu Vida«, Marian Rojas Estapé explica que la dopamina, conocida como la «hormona del placer», desempeña un papel central en nuestra búsqueda de gratificación instantánea.  Vivimos en una sociedad donde el acceso a estímulos inmediatos, como las redes sociales o los videojuegos, ha alterado nuestro equilibrio dopaminérgico, dificultando nuestra capacidad de concentrarnos en tareas más prolongadas y significativas.  Rojas Estapé sugiere realizar «ayunos de dopamina» para resetear nuestro cerebro. Esto implica reducir la exposición a estímulos que buscan recompensas inmediatas, como evitar el uso excesivo de pantallas, lo que ayuda a restaurar nuestra capacidad de disfrutar de actividades que requieren mayor atención y tiempo. 2. Encuentra el ‘Flow’ en tus Actividades Diarias Marian Rojas Estapé también destaca la importancia de alcanzar el estado de «flow», un concepto desarrollado por el psicólogo Mihály Csikszentmihalyi. En su libro, Rojas Estapé recomienda que para mejorar nuestra capacidad de atención, debemos involucrarnos en actividades que nos apasionen y que nos permitan entrar en este estado de flujo.  El «flow» es un estado en el que estamos tan inmersos en una actividad que perdemos la noción del tiempo, lo que mejora nuestra concentración y nos brinda una profunda sensación de satisfacción.  Para lograr esto, es crucial encontrar tareas que nos desafíen lo suficiente para mantenernos interesados, pero que también se alineen con nuestras habilidades​. 3. Acepta el Dolor como Parte del Crecimiento Personal En «Recupera tu Mente, Reconquista tu Vida«, Marian Rojas aborda el concepto de aceptar pequeñas dosis de dolor o incomodidad como una forma de fortalecer nuestra resiliencia mental y emocional.  Esta práctica incluye soportar ciertas incomodidades sin recurrir inmediatamente a soluciones rápidas, como analgésicos o ansiolíticos, para aprender a lidiar con el malestar.  Este enfoque nos enseña a ser más tolerantes a la incomodidad y a desarrollar una mayor capacidad para mantener la atención en situaciones desafiantes, un aspecto esencial para cualquier persona que desee mejorar su enfoque y concentración​. 4. Integra el Ejercicio Físico en tu Rutina Diaria El ejercicio físico regular es una recomendación clave en el libro de Marian Rojas Estapé. Ella explica que el movimiento no solo beneficia al cuerpo, sino que también tiene un impacto positivo en la salud mental. Estudios citados en su libro demuestran que el ejercicio físico mejora la memoria, aumenta la creatividad y la capacidad de resolución de problemas, y ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, lo que, a su vez, mejora nuestra capacidad de concentración y atención. Marian anima a los lectores a incorporar alguna forma de actividad física en su rutina diaria para mantener en bienestar pleno, tanto el cuerpo como la mente. 5. Organiza tus Pensamientos y Establece Metas Claras Otra herramienta importante que Marian Rojas Estapé sugiere en «Recupera tu Mente, Reconquista tu Vida» es la organización mental. Ella enfatiza que una mente ordenada conduce a una vida ordenada.  Reflexionar sobre nuestras metas, prioridades y valores personales es esencial para mantenernos enfocados en lo que realmente importa. Al tener claridad sobre nuestras prioridades, podemos dirigir nuestra energía y atención hacia actividades que nos ayudan a alcanzar nuestros objetivos, evitando distracciones innecesarias que drenan nuestro tiempo y recursos​. 6. Practica la Atención Plena para Mantenerte Enfocado Marian Rojas Estapé también resalta la importancia de la práctica de la atención plena, o mindfulness, como una herramienta poderosa para mejorar la concentración y reducir la ansiedad. En su libro, ella sugiere técnicas como la meditación y la respiración consciente para ayudar a los lectores a mantenerse presentes en el momento y mejorar su capacidad de atención. La atención plena nos permite ser más conscientes de nuestros pensamientos y emociones, lo que nos ayuda a gestionar mejor nuestras reacciones ante situaciones estresantes y a mantener un enfoque claro en nuestras metas. Recuperar tu Mente, y mejorar tus niveles de atención harán un cambio notorio y favorable en tu vida.  Los recursos, el tiempo y la fuerza de voluntad son limitadas, por tanto debemos hacer buen uso de ellos.  Este libro de Marian Rojas, ofrece una hoja de ruta clara y efectiva para aquellos que buscan mejorar su salud mental y emocional en un mundo lleno de distracciones.  A través de estrategias como la gestión de la dopamina, la búsqueda del estado de flow, la aceptación del dolor, el ejercicio físico, la organización mental y la práctica de la atención plena, los lectores pueden aprender a recuperar su atención y construir hábitos de vida más saludables.  Recuerda que “nosotros construimos nuestros hábitos y luego nuestros hábitos nos construyen a nosotros”.

Si quieres tener paz, prepárate para la guerra

En ocasiones en una armonía aparente, hay mucha guerra subyacente. Esta frase de un militar romano «si quieres tener paz, prepárate para la guerra«, no es una invitación a la confrontación, al contrario, es tener claro el camino y saber que esperar. Si quieres tener paz, prepárate la guerra, se refiere en el entorno relacional y de la vida misma, a la guerra que representan las conversaciones difíciles, los límites energéticos, y los espacios sanos que debemos defender. Se refiere a los aspectos no negociables que hay que poner sobre la mesa con las personas que forman parte importante de nuestras vidas. Hay calmas muy costosas en aras de mantener la armonía, en ocasiones hay un profundo sufrimiento y mucha implosión enfermiza. De esa ira contenida intentando procurar la paz, brotan las enfermedades incluso mortales. Esas personas que viven aguantando, callando y silenciando lo que sienten para no incomodar o contrariar a otros, pagan en sus propios cuerpos las consecuencias.  A veces también lo pagan en sus propias mentes, y eso es lo más difícil de recuperar, la salud y la paz mental. Hay una línea muy delgada entre el ejercicio de la prudencia y el ejercicio vital de establecer límites. Los límites relacionales y especialmente los límites energéticos son vitales. La armonía debe ser un intercambio de voluntades en un entorno saludable, como un medio de mantener la paz y el acuerdo entre los seres humanos, con sus días buenos y con sus días malos. No un sacrificio unilateral, una sola persona cediendo, dando, tolerando, callando y sufriendo, con un vampiro energético al lado, eso no se llama prudencia, eso se llama estupidez. Y no me refiero al 50/50 del que tanto se habla, porque en la vida relacional no se despeja igual la “X” que en las matemáticas. Habrá un día en el que por ejemplo, en mi relación con mi hija, yo ponga el 80% y ella el 20%. Es realmente la excepción, generalmente hay un balance, y si no lo hay, es ella la que impone y en quien impera casi siempre la serenidad y la calma para sostener una relación que nos hace tanto bien a las dos.  En este ejemplo, el amor está por encima de todo, y el deseo de no lastimarnos está siempre ahí presente. Pero en otras relaciones las cosas no son tan sencillas, y es allí, donde generalmente, hay una persona que se sacrifica permanente.    De ese agotamiento hay mucho cáncer como secuela, en sentido figurado, y muy lamentablemente en sentido literal. Lo veo a diario en los comentarios que me dejan en mis publicaciones sobre este tema. Lo he visto infinitas veces en las sesiones de coaching de sanación que doy, veo a personas nobles y bonitas que me dicen “Thamara, no puedo hablarle así a mi mamá”. Y por no “poder” ponerle un freno a una madre llena de juicios o de negatividad, esas personas permanecen en entornos enfermizos.  En estas situaciones nadie gana, ni siquiera el insoportable que tiene la suerte inmerecida de tener quien se lo aguante, con sus arrebatos y su nula inteligencia emocional. Y mucho menos los que padecen silentes en un ejercicio torpe de tolerancia extrema y nociva, que los socava día a día.  Lo que siempre les digo, esos que van por la vida con su “Yo soy así”, yo a esa gente la mando al carajo sin contemplaciones, les he perdido la tolerancia y especialmente la Fe. Si ellos mismos presumen de su incapacidad de cambiar ¿por qué habría yo de creer entonces que sí lo harán? No tolero ni a los “yo soy así”, ni a los “yo te amo a mi manera”, si no me siento amada y valorada, y si » tu manera» no me sirve, no hay forma que yo me quede allí.  Hace un par de meses, corté una amistad de 30 años, me sentí amando y valorando sola, y la verdad nunca me había sentido así, sino hasta que pasó algo relevante para mí, que fue plenamente invalidado por mi amiga. Y ese hecho, absolutamente devastador para mí, y por el cual sufrí en silencio por años, y mi amiga fue de hecho la única causante del mismo, ella lo invalidó y no me otorgó ni un ápice de empatía. Ella intentó (sin éxito) de voltear la tortilla, y sus argumentos fueron tan torpes, que me hizo muy fácil la necesaria despedida.  Pasé 5 años con mi dolor en silencio para no herirla ni afectar nuestra amistad, nos encontrábamos, nos abrazábamos, le decía «te amo», nos reíamos, y aunque eso viniera a mi mente 100 veces en nuestros encuentros, yo no lo mencioné jamás. ¿Ven lo que les digo que sufrir en silencio jamás funciona ni trae nada bueno? Un día, y producto de una reacción muy desagradable que ella tuvo al yo pedirle un favor (por cierto bastante relacionado con el asunto silenciado), yo exploté, y ella tristemente tuvo la peor actitud que yo pude haber imaginado. Me la imaginaba tan diferente al conocer todo lo que yo había guardado en silencio para no herirla. La decepción y la tristeza fueron indescriptibles. La amaba, quizás la amo aún, pero se me hizo tan fácil tomar la decisión, vi con tanta claridad su falta de valoración hacia mí, que me retiré con una paz y una satisfacción que francamente me dejó sorprendida.  Tuve la madurez y la inteligencia emocional de escribirle una carta tan pronto pasó la situación, y me dije, “si dentro de 30 días, sigo pensando igual, se la envío”. No esperé 30 días, sino 2 meses, y pensaba exactamente igual, y se la envié, me sentí elevada y orgullosa de mi proceso y mi progreso.  Poner límites es sano, liberador, necesario y justo para todos, no podemos relacionarnos sin límites sanos y sin acuerdos conversados.  Las conversaciones difíciles nos regalarán una vida más fácil, establecer los aspectos “no negociables” en una relación, es algo no negociable.  Las mujeres somos expertas en… Seguir leyendo Si quieres tener paz, prepárate para la guerra

La sanación y el crecimiento personal

La sanación y el crecimiento personal son buenos amigos. En ocasiones la sanación precede al crecimiento personal, y algunas veces ocurre al contrario. Pero siempre se complementan. El crecimiento personal no es algo que se alcanza o a lo que se llega. Es un camino como la vida misma, con tropiezos, con baches, con retos, con renuncias y nuevos comienzos.  Es un camino sin fin, en mi versión personal de la célebre frase de Sócrates “yo sólo sé que no sé nada”, es saber que cada vez sé menos y eso en ocasiones es un tanto abrumador.  No recuerdo el día en el que comencé a leer, solo recuerdo claramente que no me gustaba hacerlo, y que lo único que leí durante décadas, fue el diccionario.  A los 8 años agarré por primera vez un diccionario, y me enamoré del vocabulario, de saber como podía decir lo mismo de diferentes formas. Recuerdo a mi Tío Efrén, quien me animó a leerlo decirme «sobrina, el único profesor que no se pondrá bravo si le preguntas muchas veces lo mismo, es el diccionario». Mi amor por el diccionario sin duda me ha servido muchísimo en mi pasión por escribir. La escritura me salva en los días en donde a mi mente inquieta no le basta con pensar, o hablar, sino que necesita servirse de las letras para ordenarse. Es una especie de autoterapia. Mi amor por la escritura también fue un gran estímulo para comenzar a leer, porque primero me enamoré de la escritura que de la lectura. No me parecía coherente que una escritora no leyera, y aunque parece un orden invertido, fue el mío. El crecimiento personal y la sanación, en mi caso, han estado tomados de la mano, como una especie de enamorados eternos. Mi robusta Fe y mi despertar del alma, me hicieron reconocer un poder interior que me sanó de un cáncer milagrosamente en 90 días.  Hoy, parte de lo que hago con mis días, y con mi energía, es inspirar a las personas a reconocer algo que yace dentro de ellas, y que solo está dormido, el poder de la autosanación. Yo solo paso a recordarles algo que ya saben. El aprendizaje entra por repetición, este mensaje me lo recuerdo a diario, y se lo recuerdo a quienes me leen y encuentran en mis letras, Dios permita que así sea, una fuente de inspiración y motivación para conquistar su sanación plena.  Las personas sanas tenemos un montón de sueños, pero las personas enfermas solo tienen uno, sanar. Así que le dedico un buen espacio de mi vida y de mis letras a este tema porque lo primero para alcanzar nuestros sueños, y ser felices, es estar plenamente sanos.  La alianza perfecta entre el camino del crecimiento personal y la sanación tiene muchas aristas, imagina tu crecimiento personal como una especie de filtro.  Imagina que estás colando un café, en el filtro de la cafetera se queda lo que no quieres, lo que no te vas tomar, la borra del café. Lo mismo pasa cuando crecemos y nos desarrollamos como personas.  Hay personas que se van quedando en el camino, que no nos acompañan en la evolución, que de momento parecieran estar hablando en un idioma desconocido, y no hay nada que nos una más a ellas. Personas a quienes podríamos decirles «permíteme presentarme nuevamente». Ese filtro, ese “decantar” de la vida cuando nos vamos despertando, va transformando y depurando el entorno, y se queda solo aquello que resuena con nuestros nuevos intereses y nuestra nueva vida.  Esa depuración relacional, es parte fundamental y estructural de la sanación. En mi caso, cuando aquel diagnóstico, fue lo primero que hice, alejarme de muchos y refugiarme en mi Fe, mi paz y mi tranquilidad. He atendido en sesiones individuales de sanación a personas que se encuentran atascadas en un malestar de salud, algunos muy graves, como un cáncer en etapa (mal llamada por la medicina tradicional) “terminal”. Me resulta tan molesto y lamentable que quienes deberían dar pronósticos de esperanza, den diagnósticos de muerte. En todos los casos, el 100% de esos casos, son personas que me han manifestado que están en entornos complicados, y no tienen la determinación (y ellos piensan que tampoco la capacidad) de limpiar ese entorno en pro de su sanación.  A mi se me hace muy difícil comprender ese comportamiento, les digo “de eso depende tu sanación”, y aún así me responden cosas como “es que mi abuelita está muy mayor”, como excusa para no alejarse de una abuela negativa que a diario le recuerda que se va a morir.  Alguien me dijo hace poco “me he leído demasiados libros de autoayuda”, fue su respuesta para no tomar una recomendación de leer un libro.  Le dije, “no importa la cantidad de libros que leas, lo que importa es la cantidad de páginas que hayas aplicado en tu vida”. Tú puedes asistir a terapias de sanación, puedes irte a meditar a La India, hacer yoga, etc, pero si no cuidas tus emociones, sino preservas tu ambiente emocional, y tu entorno relacional, será como acelerar un carro con el freno de mano puesto. Si estás leyendo esto, no tengo dudas que has comenzado el hermoso, irreversible e interminable camino del crecimiento y del desarrollo personal. Honra tu proceso, el tiempo que le dedicas, los libros que lees, las terapias a las que asistes, los cursos que has hecho, y cuida con celo todo lo que te rodea: espacio físico, personas, lo que dices, lo que te dices, lo que piensas, y muy especialmente lo que escuchas.  Ghandi decía “Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino». Otra frase célebre de Ghandi “si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo”. No esperes que tu mamá, tus hermanos, tu cónyuge, tus amigos, etc, cambien, eso no depende de ti y generalmente no ocurre. El estoico Ciro dijo, “si quieres… Seguir leyendo La sanación y el crecimiento personal

Recuerda tu futuro

Tomorrow now yesterday

Recordar es algo que siempre hemos vinculado al pasado, pero, ¿y si te digo que podemos recordar nuestro futuro?, no son vainas mías, son cosas de la ciencia. ¿Recuerda tu futuro?, a ver.   La ciencia dice que podemos recordar nuestro futuro, que es diferente a visualizarlo. La visualización podría no contemplar la emoción de haber logrado el deseo o el anhelo, en tanto que al recordar algo se revive la emoción de ese momento, sea buena o sea mala. Recordar es algo que siempre hemos vinculado con el pasado, así que muy seguramente, al igual que a mí, te hizo ruido el título de este artículo “recuerda tu futuro”. Así que, si nos familiarizamos con esto, con el hecho de recordar nuestro futuro, le podemos imprimir la emocionalidad del momento que estamos “recordando”, por tanto estamos facilitando el proceso de creación de esa realidad que deseamos. Cuando recordamos algo de nuestro pasado, nuestro cuerpo segrega las mismas hormonas que cuando eso ocurrió, pueden ser de las malas como el cortisol, o de las buenas como la endorfina o la serotonina. Ahora proyecta eso, ¿quieres una casa junto al mar?, recuerda tu futuro, siente la brisa del mar, huele su exquisito aroma, imagínate tomándote tu café a diario contemplando la inmensidad del mar, siente la emoción de haber logrado tu sueño, recuerda tu futuro. La emoción es el pegamento Ahora recuerda esta otra frase, la emoción es el pegamento, cuando aprendemos algo y estamos aburridos mientras lo hacemos, muy pronto lo olvidaremos, en tanto que si aprendemos cuando estamos de buen ánimo y con buena energía, eso quedará en nuestra memoria de largo plazo.  Lo mismo pasa con la visualización, la emoción es el pegamento, la emoción de que eso ya pasó o está pasando hace toda la diferencia, no es igual visualizar que alguien que te debe un dinero te va a pagar, y mientras tanto te estás sintiendo triste y preocupado, a que si cuando imaginas que te están pagando, ya estás feliz y agradecido por eso.  Cuando anteponemos la emoción a la experiencia, no solo estamos atrayendo esa experiencia, estamos facilitando su manifestación, estamos dando por hecho que eso va a pasar, y en un universo cuántico, podemos decir que eso ya está pasando.  Esto no es brujería, ni esoterismo, es ciencia, tenemos en nuestro cerebro una parte que se llama “sistema reticular activador ascendente” que se fija exactamente en las cosas que queremos encontrar. De la misma manera como cuando las mujeres estamos embarazadas y de pronto vemos un montón de mujeres embarazadas en la calle, no es que somos tendencia ni influencers que pusimos a todas las mujeres a anhelar estar embarazadas, es nuestro sistema reticular activo mostrando algo que ahora es importante para nosotras. Así como cuando queremos comprar un carro, de una marca y color, y de repente vemos montones de ese carro en las calles, todo eso es nuestro cerebro mostrándonos lo que nos interesa. Tengo grandes mentores en el camino que he decidido emprender de Fe y crecimiento, y sin duda entender que entre la ciencia y la espiritualidad se puede tender un puente, me ha facilitado mucho las cosas, y ha hecho que mis creencias se afiancen y trabajen para mí. Seas tú de los que necesitan ver para creer, o seas de los míos que le apuestan al “creer para ver”, aquí ciencia y espiritualidad bailan sabroso y pegado.  Las creencias no tienen que ser ciertas, tienen que ser útiles Recuerda que tus creencias no tienen que ser ciertas para los demás, deben ser ciertas y útiles para ti y tu propósito de vida. Así nos toque ser como el salmón, nadar en contra de la corriente, abraza todo aquello que te hace único y feliz, a veces el camino del crecimiento personal es solitario, pero al final, habrá valido la alegría ¿sí te das cuenta como me hablo cierto? Un abrazo muy apretado para ti. También puedes leer: https://thamaralopez.com/mi-mundo-interior/

Tus creencias no tienen que ser ciertas, tienen que ser útiles

Las creencias no necesitan ser ciertas, las creencias deben ser útiles para quien las sostiene. Útiles al propósito de vida, los sueños y las metas.

Me afecta, pero no me determina

Hay una realidad que nos circunda, innegable, incontrolable, casi siempre abrumadora, que nos chalequea, nos agota, y hasta nos pone a hacer maletas y a pensar “no puedo más, me voy!”, y siempre que hablo de este tema con mis amigos o clientes, siempre siempre les digo lo mismo “a mi el entorno me afecta, pero no me determina!” y la gente me mira con asombro, pero cuando sigo hablando, muchos me entienden. Nosotros estamos en la capacidad y casi que en la obligación de hacernos una burbuja, una realidad personal bonita, saludable, un espacio donde lo externo no lo afecte, o al menos no lo determine.  Estuve más de un año fuera de mi país, fuera de mi hogar, y viví muchas cosas agradables, buenas, bonitas, nuevas, etc, coquetee con la idea de quedarme a vivir en Estados Unidos, tremendo país, y casi que me quedo, pero cada noche al irme a dormir, cerraba los ojos y pensaba “quiero al abrir mis ojos al despertar, ver la ventana de mi cuarto” extrañaba tanto pero tanto mi casa, los olores de mi casa, los silencios de mi casa, el ritmo de mi vida, lento, muy lento, pararme sin despertador ni ruidos, hacerme un café y tomármelo en absoluto silencio, con mi galleta maría que disfruto tener montones de paquetes en la despensa porque no me pueden faltar. Varias veces he dicho en tono jocoso, pero suena medio mala sangre, que me gusta el primer café de la mañana sin interacción humana. Me encanta hacerme mi primer café de la mañana en silencio, a veces ya no es de mañana incluso, no quiero cordializar ni dar los buenos días antes de mi café y mi galleta maría, se lee un poco odioso, pero es la verdad, y esa es mi promesa con mis líneas. He regresado a mi casa, a mi amada cocina verde manzana, tengo un difusor donde coloco mis aceites esenciales, a veces pongo música, pero cuando escribo no me gusta ni un fondo instrumental, es decir, aquí decido como huele y como suena mi casa, no podría haber comenzado a escribir en otro lugar que no fuera este, estoy todo lo feliz que alguien puede estar por haber vuelto a mi hogar, a mi pedacito de mundo, que es mi mundo y yo la dueña de el.  Entre café y café me he ido construyendo el espacio, mi espacio, mi burbuja, donde cualquier intento de ataque del exterior es neutralizado, porque mi realidad personal, mis 83 metros cuadrados, solo los determino yo, ésta es mi burbuja, ésta es mi casa, esta soy yo, prendo el Tv de mi sala y canto y bailo por todo el apartamento, luego apago todo menos las ideas y la laptop cuando voy a escribir, soy dueña de los olores y los sonidos, de mi ritmo y de mi vida, de mis ideas y de mis líneas, con tantas cosas dependiendo solo de mí, que podría salir mal? A quien le voy a echar la culpa de como estoy o cómo me siento? Por cierto hay una rotunda diferencia entre la culpabilidad y la responsabilidad, la culpa te hace víctima, “pobrecito tú” y la responsabilidad te empodera, tú eres responsable, tú lo creaste, tú lo puedes cambiar, así que siempre elijo hacerme responsable de mi vida, de lo que tengo y de lo que atraigo, y es muy liberador saber que todo cuanto llega a mi, es mi responsabilidad, y por tanto lo puedo cambiar cuando yo lo desee. Una cosa poderosísima y milagrosa, es la gratitud, un maestro dijo en una ocasión “Cuando no sepas que decir, ni como orar, simplemente di GRACIAS, y Dios sabrá que hacer”. Yo siempre he hecho click con lo fácil, con lo que fluye, no me he conectado nunca ni con el sufrimiento ni con el sacrificio, y bueno como siempre atraemos lo semejante, en una ocasión saliendo de un seminario de crecimiento personal en la Isla de Margarita en Octubre 2016, en donde yo tomé el micrófono para compartir una situación familiar complicada que teníamos en ese momento, se me acercó un señor, que no recuerdo ni su cara, y nunca supe su nombre, y sin saludarme me arrancó el cuaderno que yo tenía en la mano, y me dijo “yo no sé si tú crees o no, pero busca esto” y escribió en la última página de mi cuaderno una sola palabra: “Ho’oponopono”, yo jamás había oído esa palabra, pero nada más con la determinación con la que me habló ese señor, me arrancó el cuaderno y me la escribió allí, por supuesto que busqué que era eso de manera inmediata. Bueno, desde ese año lo practico, y fundamentalmente practicar Ho’oponopono, que es una técnica hawaiana de resolución de conflictos, consiste tan solo en decir o repetir mentalmente “Gracias, gracias, gracias”, y si, suena tan fácil que la gente cree que no funciona, porque estamos programados para pensar que lo que resulta es lo difícil, lo complicado, lo que amerita sacrificio, pero no, es tan simple como dar las gracias, y ocurre magia. La palabra Ho’oponopono significa «como corregir un error» y primero se hizo famoso por las 4 frases: “Lo siento, perdóname, gracias, te amo” pero su principal exponente a nivel mundial, Mabel Katz, dice que efectivamente Joe Vitale lo dio a conocer con esas 4 palabras, pero con decir simplemente “Gracias” es suficiente. Esta entrada no era para hablar de Ho’oponopono pero así fluyó y así quedó.  Así que, Gracias, Gracias, Gracias, por seguir ahí, tomando café conmigo …

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