Thamara López | Escritora

Mi mundo interior

A veces me siento existiendo en un mundo triste donde mis sonrisas no son bienvenidas, habito en mi mundo interior, en el mundo de lo posible, en un mundo utópico en donde solo el deseo basta para manifestarlo, y traerlo al plano de lo visible. Vivo en el espacio fértil de “creer para ver», en un optimismo incansable, en ese que no necesita ser probado o aprobado por nadie, no necesita argumento para ser. Simplemente sé que vivir del otro lado es una verdadera locura, del lado del pesar, del lamento y la queja, vivir allí es como pretender comer con la boca cerrada o leer con los ojos cerrados.  Todo comienzo requiere dar un salto de Fe, de la apertura de la mente, de la expansión del ser, de creer en algo que quizás sólo nosotros estamos en capacidad de ver.  Lo que hoy sin duda sé, es que la forma que adopte mi realidad es absolutamente mi responsabilidad, no mi culpa, esa de nada sirve, la culpa victimiza, en tanto que la responsabilidad empodera.  Yo soy así Cuando he escuchado “yo soy así”, generalmente se gestó en el espacio de la irresponsabilidad afectiva, y se pronunció luego de haberle hecho daño a alguien. En este caso, mi “yo soy así”, es una suerte de rebeldía anacrónica e inocua, es permanecer felizmente terca en mis creencias que no ameritan ser ciertas, ni aceptadas, solo requieren ser útiles a mis propósitos y sueños.  Sí, yo soy así, optimista, terca, me río de mis chistes malos, bailo sola en casa, soy una enamorada sin retorno de la escritura, y aprendí a hacerme una con la utopía cuando esta me hace feliz. Muchos sufren por anticipado, yo decidí celebrar por anticipado, ya mucho pesar deambula por las calles, prefiero creer que todo anhelo de mi corazón, ya está hecho. ¿Cual es la diferencia?, ninguno de los dos ha ocurrido, la diferencia es que mi espera es serena y placentera. Me casé sin derecho a divorcio con mis creencias, muchas de ellas poco razonables, lo reconozco, y absurdas para la mayoría, pero me pregunto ¿necesitaría permiso para vivir en la queja o en el lamento?, entonces, ¿por qué he de esperar validación para vivir feliz y esperanzada? A veces, solo a veces me siento en un mundo al que no pertenezco, y en el que sin duda, no voy a encajar como quien se pone un zapato apretado esperando adaptarse a él.  ¿No es acaso más fácil y menos doloroso comprar los zapatos de mi talla?, sí, sin duda lo es, pero no luce tan fácil en el mundo y con el mundo, así qué, en lugar de intentar de cambiar el mundo exterior, gobierno mi mundo interior. Porque como dijo el escritor y filósofo Publio Siro “Si quieres gobernar un imperio, gobiérnate a ti mismo”.  También puedes leer: Tus creencias no tienen que ser ciertas, tienen que ser útiles La vida pensada No pienses bien las cosas: Contraintuición Yo soy así

No, no todos son iguales

La generalidad es bastante ofensiva, al menos para mi, aunque ciertamente hay bastantes similitudes en las formas de reaccionar entre las mujeres y las formas de comportarse de los hombres, de ninguna manera acepto la aseveración de que todas las mujeres son iguales, o de que todos los hombres lo sean. Por solo citar un ejemplo, las mujeres nos sentimos casi todas igual cuando nos viene la menstruación, estamos emocionales, nos aumenta el apetito, a algunas la libido, andamos más sensibles, retenemos líquido y se nos infla el abdomen, etc. Los hombres por su lado, cuando tienen un agobio o problema, se aíslan, quieren silencio, no desean hablar, quieren distancia para pensar y resolver ellos mismos sus líos reales o existenciales, y las mujeres en ocasiones como un chicle detrás de ellos preguntando qué les pasa, que porqué no nos cuentan, porque resulta que cuando nosotras estamos tristes o tenemos algún problema, lo que queremos es abrazos, cercanía y hablar hasta por los codos. Hombres y mujeres somos diferentes, y mujeres y hombres entre si, tenemos bastante en común, pero lo dicho anteriormente, no refleja la injusta generalización. Yo tengo un hijo de 26 años, se casó a sus 23 años, siempre me dijo que se iba a casar antes de los 25 años, siempre fue fiel, caballeroso y espléndido con las pocas novias que tuvo de sus 17 años a sus 22 años, hoy su esposa tiene a quien ella llama “su rey y el ángel que le mandó Dios y le cambió la vida”. Nadie que conozca a mi hijo, podría decir “todos los hombres son iguales”. Mi hijo trabaja feliz, es un hombre absolutamente fiel, amoroso y familiar, proveedor, generoso, y es ahora aún más espléndido con su esposa. Yo he estado rodeada buena parte de mi vida por hombres maravillosos, respetuosos, buenos padres, trabajadores, solidarios, amorosos, encabeza esa lista mi hijo, pero también podría decir muchísimas cosas buenas del padre de mis hijos, de mi hermano, de mis amigos, y de algunas de mis ex parejas, si, los ex también tienen vainas buenas, sino, entonces ¿tú que les viste cuando se empataron? También han salido hasta de mis redes sociales hombres increíbles, atentos, buena gente, educados, cultos, solidarios, sinceros y hasta de buena ortografía y lo más importante, con Dios en el corazón. Yo he estado de manera intermitente en Tinder, qué es una red social que muchos califican, incluso sin nunca haber descargado la app y ver que es lo que es, que solo es para tener sexo casual e irresponsable. Pues les cuento, de Tinder han salido: mi primer y hasta ahora el único, super cool terapeuta, quien por cierto me dejó muy claro que tranquila, que si decidía ser su paciente, nada más que una amistad podría haber entre los dos, también salió un arquitecto Neoyorkino que en la primera cita me fue a buscar con su mamá en señal de respeto hacia mi, y de intenciones de pretender algo serio conmigo (me pareció un poco loco en un hombre de 47 años, pero al mismo tiempo me pareció dulce y tierno),. Salió también un hombre súper caballeroso, un venezolano, que conocí en Miami, con el cual salí varias veces pero no tuve flow con él, y fue todo lo respetuoso que se puede ser, se dio cuenta que nanai y ni un beso intentó darme. También salió de Tinder, en Texas, un hombre que me invitó a salir y cuando nos vimos lo primero que me dijo fue “Trabajo en el ejército de los Estados Unidos (y me mostró su identificación) y en 2 meses me voy a Afganistán, y regresaré dentro de 6 meses, ¿tienes problemas con eso?”, es decir, el gringo me habló clarito, no vino con cuentos gringos para llevarme a la cama. Podría contar otras buenas experiencias, como el Italiano que me pidió ser su novia en la primera cita y le escribió a mi hijo y todo, y mi hijo «mamá, lee tú esta vaina que está muy larga y bórrala, que necio ese tipo!» momento de risas, pero para no extender esto, y no vayan a pensar que Tinder me pagó la publicidad (ojalá) deseo terminar con el más reciente hallazgo en Tinder, hasta yo que ya venía con tan buena experiencia, y sin ninguna predisposición con esa red social o app de citas, me sorprendió. Hicimos match (para los que no tienen idea de la movida, eso es que él le da like a mi perfil y yo al de él), la verdad no recuerdo quien saludó primero, lo cierto es que la que le dijo sigamos hablando por whatsapp fui yo, el chat de Tinder apesta le dije, y él me dijo, “es la primera vez que doy mi número”, así que presumo que le caí bien desde el inicio, y hoy no me extraña, tenemos bastantes pero bastantes cosas en común. Y bueno, creo que desde ese día hemos hablado casi todos los días, y de cuanto tema existe en la vida.  Un día hablando de mi Fe en Dios, comenzamos a hablar de religión, a mi me había dado la impresión de que era un hombre ecléctico en todo, no me parecía alguien que compraría el 100% de nada, y menos en temas de religión. Cuando le hago el comentario, el me responde “jajaja, te sorprenderías” y acto seguido me escribe, «Te cuento: Soy Cristiano Católico, doy catequesis de Confirmación a jóvenes y adultos, soy asesor de un grupo juvenil, soy miembro del ministerio de lectores en mi parroquia, doy talleres de formación y cantante del coro». Por favor alguien al igual que yo, sin prejuicio alguno con un app de citas, que me diga si uno espera un hallazgo así en Tinder. Si ya el arquitecto que me fue a buscar con su mamá para invitarme a almorzar, me parecía un hallazgo atípico en Tinder, el profesor de catecismo sí que me dejó loca. Por cierto él es el amoroso,… Seguir leyendo No, no todos son iguales

Amores breves

Amores breves pero intensos, que se disfrutan, que se quedan aún en la ausencia.

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