La generalidad es bastante ofensiva, al menos para mi, aunque ciertamente hay bastantes similitudes en las formas de reaccionar entre las mujeres y las formas de comportarse de los hombres, de ninguna manera acepto la aseveración de que todas las mujeres son iguales, o de que todos los hombres lo sean. Por solo citar un ejemplo, las mujeres nos sentimos casi todas igual cuando nos viene la menstruación, estamos emocionales, nos aumenta el apetito, a algunas la libido, andamos más sensibles, retenemos líquido y se nos infla el abdomen, etc. Los hombres por su lado, cuando tienen un agobio o problema, se aíslan, quieren silencio, no desean hablar, quieren distancia para pensar y resolver ellos mismos sus líos reales o existenciales, y las mujeres en ocasiones como un chicle detrás de ellos preguntando qué les pasa, que porqué no nos cuentan, porque resulta que cuando nosotras estamos tristes o tenemos algún problema, lo que queremos es abrazos, cercanía y hablar hasta por los codos. Hombres y mujeres somos diferentes, y mujeres y hombres entre si, tenemos bastante en común, pero lo dicho anteriormente, no refleja la injusta generalización. Yo tengo un hijo de 26 años, se casó a sus 23 años, siempre me dijo que se iba a casar antes de los 25 años, siempre fue fiel, caballeroso y espléndido con las pocas novias que tuvo de sus 17 años a sus 22 años, hoy su esposa tiene a quien ella llama “su rey y el ángel que le mandó Dios y le cambió la vida”. Nadie que conozca a mi hijo, podría decir “todos los hombres son iguales”. Mi hijo trabaja feliz, es un hombre absolutamente fiel, amoroso y familiar, proveedor, generoso, y es ahora aún más espléndido con su esposa. Yo he estado rodeada buena parte de mi vida por hombres maravillosos, respetuosos, buenos padres, trabajadores, solidarios, amorosos, encabeza esa lista mi hijo, pero también podría decir muchísimas cosas buenas del padre de mis hijos, de mi hermano, de mis amigos, y de algunas de mis ex parejas, si, los ex también tienen vainas buenas, sino, entonces ¿tú que les viste cuando se empataron? También han salido hasta de mis redes sociales hombres increíbles, atentos, buena gente, educados, cultos, solidarios, sinceros y hasta de buena ortografía y lo más importante, con Dios en el corazón. Yo he estado de manera intermitente en Tinder, qué es una red social que muchos califican, incluso sin nunca haber descargado la app y ver que es lo que es, que solo es para tener sexo casual e irresponsable. Pues les cuento, de Tinder han salido: mi primer y hasta ahora el único, super cool terapeuta, quien por cierto me dejó muy claro que tranquila, que si decidía ser su paciente, nada más que una amistad podría haber entre los dos, también salió un arquitecto Neoyorkino que en la primera cita me fue a buscar con su mamá en señal de respeto hacia mi, y de intenciones de pretender algo serio conmigo (me pareció un poco loco en un hombre de 47 años, pero al mismo tiempo me pareció dulce y tierno),. Salió también un hombre súper caballeroso, un venezolano, que conocí en Miami, con el cual salí varias veces pero no tuve flow con él, y fue todo lo respetuoso que se puede ser, se dio cuenta que nanai y ni un beso intentó darme. También salió de Tinder, en Texas, un hombre que me invitó a salir y cuando nos vimos lo primero que me dijo fue “Trabajo en el ejército de los Estados Unidos (y me mostró su identificación) y en 2 meses me voy a Afganistán, y regresaré dentro de 6 meses, ¿tienes problemas con eso?”, es decir, el gringo me habló clarito, no vino con cuentos gringos para llevarme a la cama. Podría contar otras buenas experiencias, como el Italiano que me pidió ser su novia en la primera cita y le escribió a mi hijo y todo, y mi hijo «mamá, lee tú esta vaina que está muy larga y bórrala, que necio ese tipo!» momento de risas, pero para no extender esto, y no vayan a pensar que Tinder me pagó la publicidad (ojalá) deseo terminar con el más reciente hallazgo en Tinder, hasta yo que ya venía con tan buena experiencia, y sin ninguna predisposición con esa red social o app de citas, me sorprendió. Hicimos match (para los que no tienen idea de la movida, eso es que él le da like a mi perfil y yo al de él), la verdad no recuerdo quien saludó primero, lo cierto es que la que le dijo sigamos hablando por whatsapp fui yo, el chat de Tinder apesta le dije, y él me dijo, “es la primera vez que doy mi número”, así que presumo que le caí bien desde el inicio, y hoy no me extraña, tenemos bastantes pero bastantes cosas en común. Y bueno, creo que desde ese día hemos hablado casi todos los días, y de cuanto tema existe en la vida. Un día hablando de mi Fe en Dios, comenzamos a hablar de religión, a mi me había dado la impresión de que era un hombre ecléctico en todo, no me parecía alguien que compraría el 100% de nada, y menos en temas de religión. Cuando le hago el comentario, el me responde “jajaja, te sorprenderías” y acto seguido me escribe, «Te cuento: Soy Cristiano Católico, doy catequesis de Confirmación a jóvenes y adultos, soy asesor de un grupo juvenil, soy miembro del ministerio de lectores en mi parroquia, doy talleres de formación y cantante del coro». Por favor alguien al igual que yo, sin prejuicio alguno con un app de citas, que me diga si uno espera un hallazgo así en Tinder. Si ya el arquitecto que me fue a buscar con su mamá para invitarme a almorzar, me parecía un hallazgo atípico en Tinder, el profesor de catecismo sí que me dejó loca. Por cierto él es el amoroso,… Seguir leyendo No, no todos son iguales