Thamara López | Escritora

La teoría de los tres días

Hace poco, recibí un mensaje de una persona que realmente me desencaja, por decir lo menos, el mensaje fue amable, inesperadamente, pero aún así, solo ver entrar el mensaje al whatsapp, ya me daba taquicardia.  Soy de las que responde siempre de inmediato, pero en estos casos, no es en lo absoluto recomendable, hay que serenar las emociones para luego responder sin reaccionar.  Decidí escribirle el mensaje de inmediato, pero no a él, me lo pasé a un chat donde registro cosas, una especie de agenda que tengo en mi whatsapp y me propuse esperar tres días para enviarle ese mensaje. Cada día que pasaba obvio pensaba en la situación, pero conforme pasaban las horas iba puliendo el mensaje, y tenía una sensación muy agradable, me sentía en control de mí, no me sentía reactiva como de costumbre. Al llegar el tercer día, le envié el mensaje, y cada vez que pensaba que lo había hecho, y el contenido del mensaje, me salía sola una sonrisa en mi rostro. Una sensación que jamás había sentido antes cuando reaccionaba desde la molestia e incomodidad. Entonces me di cuenta de lo provechoso, prudente y sabio que había sido esperar tres días para responderle a una persona con quien se me hace bastante difícil mantener la calma, o mantenerme tranquila. A estas alturas de mi vida se me hace fácil alejarme de personas que me roban la paz, muy fácil, así sea de mi familia, pero con esta persona, por razones insoslayables, debo mantener contacto unos días más. Me da felicidad saber que falta muy poco para eso. Desde ese momento, uso más que nunca ese chat de “agenda” de mi whatsapp, se ha convertido en mi filtro, en mi “stop Thamara”, en mi filtro, en mi “ya va”. Hoy leí una frase que encaja en esta historia, la frase dice “algunas veces, lo que tú crees que no funcionó para ti, de hecho funcionó para ti”, esa es la razón del paso de personas difíciles en nuestras vidas, llegar a descubrir por ejemplo, la teoría de los tres días. He experimentado que la mayoría de las veces, la reacción trae arrepentimiento, o vergüenza. Quizás alguna situación no pueda esperar tres días, pero al menos asegúrate regalarte una pausa prudente para responder.   Esta “teoría” de los tres días no existe, me la acabo de inventar, pero sí existen los conocidos “tres filtros de Sócrates” a la hora de comunicarnos, y tienen mucha relación con la “teoría” de los tres días. Los tres filtros de Sócrates son: verdad, bondad y utilidad, y para emplearlos basta con hacernos tres preguntas. Si esperamos tres días, y aplicamos los tres filtros de Sócrates, muy seguramente nos sentiremos más tranquilos, y comenzaremos a tener relaciones más armoniosas y más sanas. Recuerda, tres días y tres filtros, y si por razones particulares de la situación, no puedes esperar tres días, utiliza los tres filtros de Sócrates, ya verás lo bien que te vas a sentir, y muy seguramente dejarás de eliminar mensajes enviados. 

Mi mundo interior

A veces me siento existiendo en un mundo triste donde mis sonrisas no son bienvenidas, habito en mi mundo interior, en el mundo de lo posible, en un mundo utópico en donde solo el deseo basta para manifestarlo, y traerlo al plano de lo visible. Vivo en el espacio fértil de “creer para ver», en un optimismo incansable, en ese que no necesita ser probado o aprobado por nadie, no necesita argumento para ser. Simplemente sé que vivir del otro lado es una verdadera locura, del lado del pesar, del lamento y la queja, vivir allí es como pretender comer con la boca cerrada o leer con los ojos cerrados.  Todo comienzo requiere dar un salto de Fe, de la apertura de la mente, de la expansión del ser, de creer en algo que quizás sólo nosotros estamos en capacidad de ver.  Lo que hoy sin duda sé, es que la forma que adopte mi realidad es absolutamente mi responsabilidad, no mi culpa, esa de nada sirve, la culpa victimiza, en tanto que la responsabilidad empodera.  Yo soy así Cuando he escuchado “yo soy así”, generalmente se gestó en el espacio de la irresponsabilidad afectiva, y se pronunció luego de haberle hecho daño a alguien. En este caso, mi “yo soy así”, es una suerte de rebeldía anacrónica e inocua, es permanecer felizmente terca en mis creencias que no ameritan ser ciertas, ni aceptadas, solo requieren ser útiles a mis propósitos y sueños.  Sí, yo soy así, optimista, terca, me río de mis chistes malos, bailo sola en casa, soy una enamorada sin retorno de la escritura, y aprendí a hacerme una con la utopía cuando esta me hace feliz. Muchos sufren por anticipado, yo decidí celebrar por anticipado, ya mucho pesar deambula por las calles, prefiero creer que todo anhelo de mi corazón, ya está hecho. ¿Cual es la diferencia?, ninguno de los dos ha ocurrido, la diferencia es que mi espera es serena y placentera. Me casé sin derecho a divorcio con mis creencias, muchas de ellas poco razonables, lo reconozco, y absurdas para la mayoría, pero me pregunto ¿necesitaría permiso para vivir en la queja o en el lamento?, entonces, ¿por qué he de esperar validación para vivir feliz y esperanzada? A veces, solo a veces me siento en un mundo al que no pertenezco, y en el que sin duda, no voy a encajar como quien se pone un zapato apretado esperando adaptarse a él.  ¿No es acaso más fácil y menos doloroso comprar los zapatos de mi talla?, sí, sin duda lo es, pero no luce tan fácil en el mundo y con el mundo, así qué, en lugar de intentar de cambiar el mundo exterior, gobierno mi mundo interior. Porque como dijo el escritor y filósofo Publio Siro “Si quieres gobernar un imperio, gobiérnate a ti mismo”.  También puedes leer: Tus creencias no tienen que ser ciertas, tienen que ser útiles La vida pensada No pienses bien las cosas: Contraintuición Yo soy así

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