
¿Cómo saber cuando evadir y cuando confrontar? En ocasiones el quebranto humano lo evitamos con todo nuestro ser, y lo evadimos con alcohol, sexo, drogas, relaciones tóxicas o cualquier otro evasor de duelos y tristezas que necesariamente teníamos o tenemos que transitar.
Esa evasión solo nos da un tormentoso alivio temporal, porque nada más agobiante que saber que debemos hacer algo, y no lo hagamos. En ocasiones soslayar algo es simplemente posponer un suceso inexorable, un tránsito de vida que nos hará crecer, y que es una suerte de asignatura que debemos aprobar para graduarnos en algún aspecto vital de nuestras vidas.
El quebranto, el dolor, el duelo, nos llevan a una profunda vulnerabilidad, y la vulnerabilidad es el único camino expedito y puente genuino para conectar con los demás seres humanos.
En la vida apreciamos y conocemos por contraste, sabemos que es de día, porque conocemos la noche, sabemos del bien porque conocemos el mal, y valoramos y atesoramos la felicidad, porque hemos transitado por la tristeza.
No hay manera de evadir lo malo, ni de perpetuar lo bueno, todo en la vida es cíclico, tampoco hay fracasos, siempre obtenemos resultados, a veces obtenemos los resultados esperados, y en otras ocasiones se producen resultados que no queríamos.
Ganar o perder, se convierte en ganar o aprender cuando comenzamos a valorar y a agradecer el aprendizaje que nos dejan los resultados inesperados.
Un videojuego llamado vida

¿No es acaso la vida una especie de videojuego en donde vamos superando etapas?
Cada reto superado nos desbloquea nuevos superpoderes, así que con el tiempo las cosas no se vuelven más fáciles, sino que nosotros nos hacemos más fuertes.
Hacer o no hacer, evadir o confrontar

Hay cosas que parecen contradicciones, como por ejemplo, confrontar o ignorar algo. ¿Cómo saber cuando confrontar algo para resolverlo o cuando ignorarlos para que se desvanezca?
Desde el punto de vista de la energía, donde está nuestra atención allí está nuestra energía. Y en muchos casos, ignorar la situación hará que se desvanezca.
Pero hay cosas que no van a desaparecer solo por ignorarlas, los platos sucios por ejemplo. Es siempre un tema de sentido común, que lo llaman el menos común de los sentidos.
Hay situaciones en las que, lo que debemos hacer, es no hacer nada, me ha pasado un montón de veces, y para personas hacedoras como yo, que me encanta hablarlo todo y confrontar a los involucrados, es difícil dejar de hacer.
Hay otras situaciones en donde definitivamente nos tenemos que activar, poner acción, y ser muy intencionales para que todo salga bien, sean relaciones o negocios.
Las posiciones firmes y rígidas no funcionan para todo, y con todos, la flexibilidad en la vida nos da más opciones, y nos permite corregir el camino si éste acaso ha dejado de funcionar.
Recuerda el regalo divino que hemos recibido, «libre albedrío», cambiar de opinión no solo es posible, sino en ocasiones, una necesidad.
