¡Feliz día de San Valentín! feliz día del amor y la amistad.
Hoy en el día del amor y la amistad, estuve pensando ¿qué escribo sobre el amor que no se haya dicho ya? y la verdad, como era de suponerse, llegué al acuerdo de que nada falta por decir en términos del más hermoso y noble sentimiento que podemos experimentar.
Inmediatamente pensé, quizás no haga falta inventar nada, ni crear nuevas maneras de expresarlo, ni nuevos poemas, ni peticiones estrepitosas o iniciativas ruidosas para adornar nuestras redes sociales hoy.
Quizás más que dar un paso hacia adelante, o entregar alguna novedad, lo que nos hace falta es volver atrás.
Recordar el amor en un día como hoy es muy fácil, lo recuerdas con la nostalgia de lo perdido o con la felicidad de lo que aún tenemos, con la ausencia de un regalo o por el hecho de recibir uno muy hermoso.
En fechas especiales todo es especial, tanto las alegrías como las tristezas.
Difícil es recordar el amor cuando pareciera que todo quiere agotarlo, recordarlo en la cotidianidad, con hijos que muchas veces nos succionan toda la paciencia, y toda la energía, y nos boicotean hasta nuestra vida sexual.
Difícil es recordar el amor hablando temas de dinero -según muchos el principal motivo de peleas en un matrimonio- los problemas familiares, los suegros que ya están viejitos y necesitan apoyo, etc.
En fin, es larga la lista de las cosas que no están en la cama de la pareja, pero que duermen con ella cada noche para levantar un muro, y sin darnos cuenta, estamos durmiendo “culo con culo”.
Todas esas cosas dejan un espacio muy pequeñito para que estos seres, que solían iluminarse mutuamente, y procuraban siempre la proximidad, tanto física como emocional, recuerden que se aman.
Lo increíble del cuento es que quienes logran permanecer en ese amor bonito, y quienes no lo logran, transitaron el mismo camino. Y haré una analogía.
Un mismo camino, con distintos destinos
Pongamos el ejemplo, en un viaje a la playa, una pareja llegó a su destino y se está bronceando y comiendo pescadito frito a la orilla del mar, y la otra pareja, los fritos son ellos, y también están llevando sol pero accidentados en la carretera. Se quedaron en el camino.
Ambos tenían el deseo de llegar a la playa, pero una pareja lo logró y la otra no. Obviamente estoy simplificando al extremo ese camino. Sé muy bien cómo luce un anhelo de querer llegar a un acuerdo, y no poder hacerlo.
En ese camino, para ambas parejas, hubo días de malas caras, de malos jefes en el trabajo, de mucho mes al final del cheque como dice Margarita Pasos, de cansancio físico y emocional, pero hay una gran diferencia que cambió el resultado.
En una de las parejas, alguno de los dos cedió ante un mal día, en la otra, ambos explotaron. En una pareja se guardó silencio hasta que bajara la marea, en la otra se ofendieron y se atacaron mutuamente empeorando todo.
En una pareja hicieron el acuerdo de jamás dormir peleados, y se besan y se abrazan cada noche antes de dormir.
La otra pareja duerme separada y dejan de hablarse una semana, orgullosos, tercos, e ignorantes del daño irreversible que se hacen como matrimonio.
Quizás no haya que inventar nada en el amor, al contrario, hay que evocar, recordar el brillo en los ojos de ambos el día que nos comprometimos para casarnos.
Recordar la timidez con la que nos preguntaron “¿quieres ser mi novia?”, la torpeza del primer beso, la angustia de no saber cuando podíamos soltar la mano sudada de aquel ser que parecía no querer despegarse nunca de nosotros.
Recordar esa dopamina a millón de esos primeros encuentros, recordar como casi nos faltaba el aire cuando no estábamos con él (o ella).
Recordar aquella emoción por conocer a la suegra, y pararte de cabezas para que te aceptara y te quisiera (al menos así era antes, ganarse a la suegra era una prueba que todos queríamos aprobar).
Del amor no hay que inventar, hay que evocar, recordar, conectar con las razones que nos unieron, y observar con ternura, benevolencia, y gratitud todo lo transitado.
Decidir quedarte con los errores que ya conoces, porque nadie te garantiza que los errores por conocer serán más fáciles de llevar.
Y no es una especie de resignación, y de tolerar lo intolerable, y de permanecer por costumbre o necesidad, pero es que estamos muy entrenados actualmente para soltar y dejar ir, pero se nos está olvidando aprender a retener, a sostener, a conservar lo que merece la alegría conservar.
Se dejan ir a los malos amores, a las malas relaciones, a los insultos, a la apatía, a la tristeza, pero a un buen amor se sujeta fuerte, tanto para celebrar como para guapear.
Con un buen amor te quedas, porque hay personas que jamás se superan, porque lo que sientes por ellas, te supera a ti.
Si tienes un buen amor, cuídalo, ámalo, dale razones para quedarse, porque un buen amor, se extraña para toda la vida.
¡Feliz día del amor y la amistad!
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Muy cierto todo me encantó!!
Bello