Qué fácil es reír cuando todo va bien, cuando estamos con alguien que nos hace feliz, cuando disfrutamos de una buena película o un buen show de comedia. Pero hay días, que la risa no es algo que fluye, o que sale de manera natural, es algo que pretendemos, que perseguimos y que se convierte en la meta del día o del momento. En ocasiones esto pasa por motivos equivocados, fingir que estamos bien por ejemplo, pero en otras ocasiones, y con esas sí me identifico, la necesito para decirle a mi cerebro que estoy bien, y de ese modo me saque de un estado paralizante y aterrador. Hace años, yo aún no sabía que la risa sana, sin embargo, hace 7 años, luego de un diagnóstico de cáncer, vino a mi por revelación divina, que eso era en buena parte lo que necesitaba para sanar, reír a diario. Comencé a hacer todo aquello que Dios me iba revelando, incluso le dije a mis hijos “denme 90 días para sanar”, ¿de dónde saqué ese tiempo?, no lo sé, pero efectivamente a los tres meses el tumor había desaparecido. Luego de recibir el milagro Luego de recibir el milagro, comencé a leer, escuchar podcasts sobre sanación, y todo aquello que me ayudara a entender el por qué de mi milagro, aunque sin duda el primer lugar siempre lo tuvo Dios, tanto en el proceso como en mi reconocimiento. De igual manera yo quise saber más de por qué había sanado tan rápido, y de una enfermedad que todos relacionan con la muerte. Especialmente me interesaba aterrizar las ideas para poder ayudar a las personas que estuvieran pasando por lo mismo. Sabía que tenía un regalo muy grande en mis manos, y que si lograba aterrizar conceptos y claves, yo podría ayudar a cualquier persona a sanar con esta información. Me dispuse a armar el rompecabezas, y resulta que en medio de mi conexión conmigo misma, y mi desconexión con el mundo, hice todo lo que debía hacer para apropiarme de algo que siempre había sido mío, mi poder de autosanación. Así que hice ahondar en varias cosas, la risa entre ellas, y resulta que reír cambia la química corporal, modifica el ambiente hormonal, estimula órganos como el corazón y alivia el estrés. Al reírnos se liberan las llamadas “hormonas de la felicidad”, las endorfinas. Es tal la sensación de bienestar que producen las endorfinas, que se les conoce como «morfina endógena». Así que ya no luce tan loco intentar reírnos casi como si fuera una tarea (a juro y porque sí). Ya nos hemos reconciliado (me atrevo a decir que así es), con la idea de que no es “ver para creer” sino “creer para ver”, así que te invito a que ahora hagamos lo mismo con la risa. Me explico, siempre hemos creído que quien ríe es porque está feliz, pero ¿y si fuera al revés?, y ¿si en lugar de que la risa fuera la consecuencia, fuera la causa? En ese caso, y como quien despeja la X en una ecuación matemática, la fórmula quedaría invertida, ahora “somos felices porque reímos”. ¿Y no es acaso esto mucho más fácil? Ya no necesito sentirme de una manera para reírme, ahora me río y me siento feliz, a mi me parece un alivio tremendo, es como tener el control remoto de mis emociones. Ya te estoy viendo la cara, casi te oigo diciéndome “ay sí Thamara, ¿cómo me río si estoy triste o preocupado?”, pues finge la risa, esboza una sonrisa forzada, y verás que comienza el cambio. Aprópiate de la frase en inglés que dice “fake it until you make it”, es decir, fíngelo hasta que lo logres, así ha comenzado mi camino en muchas cosas. Antes de que me gustara leer, decía que me encantaba leer, compraba libros, me tomaba fotos leyendo, y la verdad no pasaba de una página al día. Antes de atreverme a hablar en inglés, decía lo mismo “me encanta el inglés, se me hace fácil el inglés”, creo que ya has captado el punto de esta frase. No esperes a estar feliz para reírte, ya sabes que puedes cambiar el orden, puedes reírte y luego ser feliz. Haz la prueba, y por favor me escribes y me cuentas, déjame un comentario aquí o haz clic en el ícono de whatsapp y me cuentas tu experiencia con este experimento. Miles de personas me han preguntado en TikTok qué hice para sanar, aquí tienes parte de lo que me sanó, la risa sana, te lo digo por experiencia, y no pierdes nada intentándolo.