Thamara López | Escritora

Otra Mamá y otro Papá

Hay distintas realidades y razones para que una persona diga, goce o disfrute de tener más de una madre o más de un padre, eso biológicamente es imposible, pero amorosamente es absolutamente probable. Hoy me inspira a escribir dos grandes amores que tienen mis dos amores más grandes. Mis hermanos son los mejores tíos que conozco, presumen de su amor por mis hijos, mi hermano no tiene hijos y ha vivido el amor de padre con sus sobrinos, él iba a los actos del día padre, cuando el padre de mis hijos no podía ir, y si podía ir, también iba. Ha amado a sus sobrinos, los ha cuidado, los ha provisto, en muchas ocasiones les pagó el colegio, y se cansó a morir de comprar foami, cuando mi hijo, mi Eduardo Luis le decía “Tío, tengo que llevar una lámina de foami mañana”, mi hermano Raúl decía “Coño, pero que gonorrea con ese foami”, ay perdón hermano, pero es que hay cuentos que no se pueden alivianar o edulcorar, y mientras escribo esto me estoy riendo a morir, porque esa frase quedó para la posteridad en mi familia, y cuando queremos ser enfáticos en que algo nos fastidia mucho decimos “que gonorrea con ese foami!”, sigo riendo sin parar!!!. Mi hermano les compraba de todo, lo que necesitaban y lo que querían mis hijos, hasta el día de hoy le dice “mi chiquita” a mi hija Mariandrea que ya tiene 30 años, la trata con más mimo que yo, y eso es mucho decir, porque soy una mamá bien pegostosa e invasora del espacio personal de mi hija, siempre me dice riendo “Mamaaá, mi espacio personal” y yo le respondo “ese lo pierdes cuando llegas a mi casa” y bueno, con todo y eso, mi hermano la amapucha más que yo.  Ahora viene la Tía, mi hermana Tatiana, en la infancia de mis hijos, vivíamos las dos, y los tres nietos en la casa de mi mamá, mis hijos y mi sobrina se criaron como hermanos, cuando mi hermana salía con mi sobrina Valentina, siempre, sin preguntar, sin dudar, ella se llevaba a mis dos hijos, sus sobrinos siempre formaron parte de su presupuesto de recreación, lo mismo que le daba a su hija, se lo daba a mis hijos, y cuando no tenía dinero para sacarlos a los tres, pues nadie salía, jamás se llevó a Valentina sola, siempre andaba con los tres, siempre con su hija y sus sobrinos.  En una ocasión estábamos en la casa de mi hermana en Miami mi hija y yo, y Mariandrea tomaría un vuelo madrugador al día siguiente y mi hermana tenía que trabajar ese día, nos teníamos que despertar a las 3am, yo me podía volver a acostar al llegar a casa, pero mi hermana no. Llegamos al aeropuerto y mi hija y yo le agradecemos que la haya llevado, y mi hermana dice “Hija, yo así sea con las tripas en la mano, tú sabes que tú tía no te deja morir” yo iba en la parte de atrás del carro y se me aguaron los ojos, la verdad nunca tuve una tía así, y cuánta gratitud siento de que mis hijos sí la tengan.  En otra ocasión, cuando pasó lo del huracán Irma en Agosto 2017, mis hijos y mi hermana acababan de llegar a Miami, yo estaba feliz de que mis hijos se hubiesen ido de Venezuela porque fue un año muy complicado con el tema de las protestas antigubernamentales, más de 130 jóvenes murieron por la represión chavista-madurista, y la mayor cantidad de decesos ocurrieron muy cerca de mi casa, yo no tenía paz ni tranquilidad hasta que mis hijos no llegaban a casa, y bueno, yo no había ni terminado de sentir el alivio de que estaban en EEUU, cuando veo en las redes sociales que un huracán de categoría 5, uno de los más fuertes observados en el atlántico, el más fuerte en La Florida después de el huracán Katrina, llegaría a Miami. Yo cometí el error de ponerme a ver por YouTube un canal de noticias que transmitía en vivo, y el periodista no tuvo mejor idea que decir “No va a quedar nada de Miami”, lo escribo y se me eriza la piel de nuevo, eso ocurrió el 30 de Agosto, y mis dos hijos habían llegado 7 días antes a Miami, recuerdo que estaba sentada en la silla de mi oficina, donde estoy ahorita, y me escurrí al piso, llorando de una manera que no recuerdo haberlo hecho en otra ocasión, me faltaba el aire, no podía creer que mis hijos ya no estaban seguros como yo pensaba que lo estarían al llegar a Estados Unidos, lloré tanto, pero tanto, que estoy llorando de solo recordar la angustia tan inmensa que sentí cuando oí al periodista decir eso (por eso desde hace más de 10 años no veo, ni leo noticias, siempre son peores que la realidad). Recuerdo haber pensado, pero Dios mío, quise salvar a mis hijos de Maduro y viene Irma! Esa noche estuve caminando y llorando por todo mi apartamento y repetí cientos de veces “Irma se debilita y se desvía, Irma se debilita y se desvía!” me dormí como a las 4 am, y al despertar reviso mi teléfono y tenía un mensaje de mi hija que decía “Mami, ya es categoría 3 y se desvió!” en estos casos uno suele decir “No lo puedo creer!”, pero por supuesto que yo lo podía creer, a quien se lo pedí? A Dios! Les cuento esto mientras lloro de nuevo, pero esta vez no por recordar mi angustia, sino mi gratitud con mi papá, con mi padre celestial, con Dios. Este cuento comienza porque ese día recibí otro mensaje, el de mi hermana, el de la amorosa tía de mis hijos, ella y yo estábamos bravas en ese momento, habíamos peleado, pero igual me escribió esto “Quiero que estés tranquila, con mi vida voy a cuidar a mis… Seguir leyendo Otra Mamá y otro Papá

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