
Seguramente te ha pasado que sacas la jarra de la nevera para tomar agua y la guardas nuevamente sin darte cuenta. Incluso a veces nos pasa manejando, que hacemos cosas en automático y nos preguntamos cómo transitamos unos metros sin tener conciencia de ello.
En mi caso tengo actos casi involuntarios al despertarme, tomarme mi vitamina C que la tengo en la mesa de noche, y tender la cama.

Y así podríamos ir enumerando cosas que hacemos en automático, y como en efecto cascada: lavo los platos, seco el tope de la cocina, reviso si debo recargar el filtro de agua y apago la luz de la cocina.
Todos estos actos rutinarios, he incluso hábitos como entrenar, correr y leer, cuando están instaurados, estructurados en nuestros días, no solo aportan orden y salud (obviamente en el caso de que sean hábitos saludables), sino que nos dejan “espacio libre” en el cerebro. Nos despejan la mente.
Cuanto menos decisiones tomemos en el día a día, más serenidad y paz mental tendremos, cuanto más acciones (previamente decididas) ejecutemos, nuestro cerebro estará más relajado y despejado.
Por ejemplo, yo acabo de retomar el gym, antes de hacerlo todos los días pensaba ¿voy o no voy?, ¿comienzo esta semana o la que viene? Ahora simplemente me levanto y después de tomar mi café y de quitarme el pijama, me visto para el gym. Ya está decidido que a las 4pm me voy a entrenar.
En mi día a día ya no tengo que tomar la decisión de si voy o no voy al gym, ya que es acto que decidí hacer de Lunes a Viernes, mi cerebro no tiene que tomar esa decisión a diario.
Esas rutinas, siempre y cuando sean saludables, nos aportan doble beneficio, la acción saludable, y el hecho de que está decidida, nos deja el cerebro, y la voluntad con mayor “espacio” para tomar nuevas y más importantes decisiones.
¿Me cambio de trabajo o no?, ¿me voy del país o me quedo? esas son decisiones complejas, y si a eso le sumas ¿tiendo la cama o la dejo así?, ¿voy al gym o no voy?, ¿me duermo temprano o me quedo viendo Netflix? tendremos una mente colapsada todo el tiempo.
La voluntad es limitada, debemos cuidar nuestro entorno y mantenerlo libre de distracciones y de tentaciones, si quiero perder peso, no debo tener dulces en la nevera «para cuando me provoquen», pero en mi caso, me provocan siempre.
De detalle en detalle, vamos construyendo nuestras vidas, vamos mimando el cuerpo, cuidando la salud mental, y abriéndole paso a lo importante, y dejando lo cotidiano en orden.
Hace muchos años, sufrí una depresión muy severa, luego de que me divorcié del padre de mis hijos, mis hijos eran muy pequeños para aquel entonces, y recuerdo que el psiquiatra me indicó lo siguiente: “Thamara, necesitas una vida con método”.
Yo le pregunté “Dr, ¿qué es eso?”
Yo siempre he sido anti estructura, y anti rutina, pero hoy, 25 años después, entiendo perfectamente lo que me quiso decir el psiquiatra.
Si para aquel momento, yo no me hubiese plegado al desánimo, ni a la depresión, sino que hubiese actuado de acuerdo a un plan, levantarme a una hora (yo pasaba todo el día en la cama), comer con horarios, caminar así no quisiera, no habría pasado tres largos años deprimida.
Una vida con método es una vida con rutinas, con decisiones ya tomadas del día a día, con un cerebro aliviado, y no saturado de tanta nimiedad agotadora.
Si en este momento estás pasando por una depresión, date cuenta de varias cosas:
- ¿Cuántas horas al día pasas en la cama?
- ¿Qué pensamientos rondan tu cabeza todo el día?
- ¿Cual es tu postura corporal, tienes los hombros caídos al sentarte y al caminar?
- ¿Cómo le hablas a los demás y a ti misma?
- ¿De qué manera te estás alimentando?
- ¿Estás haciendo algo que te guste hacer?, como leer, escribir, bailar o cocinar.
¿Qué son todas esas cosas que he enumerado? RUTINAS, de lo que se compone tu día a día, ¿te das cuenta que rutinas saludables y salud mental tienen mucho que ver?
La próxima vez que te sientas mal, agobiado, triste, examina cuidadosamente tus rutinas, en qué inviertes el día, que mal hábito puedes sustituir por un buen hábito.
Recuerda algo, el cerebro no sabe olvidar, solo sabe recordar, si te digo “no pienses en una ballena azul”, pensarás en ella. El cerebro solo puede reemplazar, así que si quieres erradicar un mal hábito, debes reemplazar ese acto por otro, no debes dejar ese espacio en blanco.
Me explico, si fumas después de comer, y quieres dejar de fumar, deberás hacer algo después de comer, masticar chicle por ejemplo. Ahora tu cerebro no espera un cigarro después de comer, espera un chicle.
Construye una vida con método, llena de rutinas saludables, toma buenas decisiones y mantenlas, así estás despejando tu cerebro, y tendrá más espacio para tomar decisiones imprevistas o más importantes.
Si es realmente cierto mis cabeza se imagina lo peor me tiene físicamente agotada es difícil para mí todo esto pero sé que saldré algún día de esto..