Una de las recomendaciones en tiempos de crisis, agobio o angustia, es escribir nuestras emociones, la escritura como terapia y sanación es un recurso del cual todos podemos disponer y en cualquier momento.
Las letras no juzgan, no se quejan, no bostezan cuando les estás contando una larga historia que podría ser aburrida para muchos.
Quizás no necesitas cambiar, solo necesitas drenar. Fluir en letras es terapéutico y sanador, liberador y seguro. Las líneas siempre se pueden borrar, podemos retroceder y corregir historias. La vida también debería poder funcionar así. Decantar en letras la efervescencia de un encuentro, de una emoción, de unas palabras, puede incluso salvar una relación.
¿Quiénes podemos hacer uso de la escritura terapéutica?
No es de pocos el privilegio de escribir, bastan tus manos, tus ideas, tu corazón, tus temores, un cuaderno y un lápiz. Ahora a tu corazón se le pasan las páginas, tus ideas están en orden aunque quizás las letras luzcan desordenadas.
Date el regalo de la serenidad de la escritura cuando todo parezca estar mal, haz de ese cuaderno tu desahogo, revísalo de cuando en vez, reconoce la emoción que te llevó a esa línea, abrázala y regresa renovado a la vida, a tu día a día. Tus temores y tristezas quedarán entre tu cuaderno y tú, y te juro que él jamás te traicionará.
Regálate un tú más sereno, más dueño de sí, obséquiale a tu entorno la paz de un alma en orden. Toma la escritura como tu terapia personal de sanación, ¿Para qué estallar en palabras si el cuaderno no guarda rencores? ¿Para qué mostrar una cara de quienes no somos solo por drenar un mal rato?
Todos nos merecemos una segunda oportunidad, todos, pero a veces los únicos capaces de darnos esa oportunidad somos nosotros mismos. Entonces, ¿Para qué averiguar quién nos la iba a negar? Drenar en letras es una oportunidad segura para desahogar el “estoy” y regresar a lo que soy.
Regálate una pera de boxeo que tiene páginas y que el puño sea tu lápiz. Luego cierra el cuaderno, tómate un café, y sonríe de vuelta a lo que eres, lo que ya pasó, pasó sin consecuencias, mañana cuando abras tu cuaderno de nuevo, no habrán reproches, solo más líneas en blanco para seguir escribiendo tu vida.
Thamara
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Que te puedo decir, para mi escribir no es solo terapéutico es realmente sanador! Y si no borras nada mejor! En vez de borrar recomiendo reescribir cuando lo haces das forma a lo nuevo abres la puerta del futuro! La vida de cada una es maravillosa por que no contarla para que se transforme y que mejor manera que sacarla de el mundo de las ideas y plasmarlas en lo denso a través de las letras así se crea y se cambia la historia así forjamos un mundo mejor!
Sí María José, dejar reposar las letras tiene su magia, en ocasiones hasta dejamos de reconocernos en ellas, y otras veces, es mucho lo que podemos rescatar, y nutrirnos de ellas.
Me pasa mucho cuando escribo para un cliente como copywriter, 48 horas después, releo y le doy un giro enorme a lo plasmado para mejorarlo, puedo detectar errores, o incongruencias que antes pasé por alto.
Tal parece que tanto en las letras, como en la vida, la serenidad y la pausa, hace un mundo de diferencia favorable.
Un abrazo.
Ciertamente no existe mejor terapia que la escritura, recientemente descubrí el pintar pero antes escribo como me siento, lo que deseo expresar y eso me ayuda a plasmar mejor mis ideas, escribir es liberador y de alguna manera terapéutico porque sueltas lo que llevas adentro y que tal vez no le quieres o puedes dar voz.