Thamara López | Escritora

Dame razón de Federiquito

Al encuentro con Dios partió ayer un polémico personaje familiar, a veces más personaje que polémico, pero único, de esas personas que no dan lugar para la indiferencia, él producía emociones y sentimientos extremos. Quien partió de este plano me llamaba su Sobrina favorita, tan favorita que teniendo 6 hijos, innumerables veces me dijo que yo era la encargada de esparcir sus cenizas en el árbol que está en la plaza frente a la iglesia, de su pueblo natal Santa Rosa.

Con mi Tío y de mi Tío Efrén tengo tantísimos cuentos, no sé porqué me la pasaba tanto con él, pero recuerdo varios viajes él y yo solos, le conocí casi todas las novias, y obviamente las dos esposas que tuvo. Siempre fue muy guapo, murió siendo un viejo apuesto, y tenía más labia que guapura, así que hizo todo lo que quiso en materia de romances, cortejos y flirteos. Si tuvo sus desaciertos, aunque yo sólo le conocí uno, pero es que quien no se asusta con una carta de 20 páginas? Le metió por debajo de la puerta de la casa de su pretendida una carta de 20 páginas, cuando me lo contó, me cagué de la risa y le dije “te pasaste Tío, capaz que ni la leyó completa”, yo no la habría leído toda pero ni por curiosidad.

Era muy jodedor y como verán muy epistolar, en ambas cosas me parezco a él. No lo recordaba sino hasta ayer que supe que murió, pero mi amor por el diccionario lo aupó mi Tío, a mis 8 años me dijo “Sobrina, el único profesor que no se va a poner bravo contigo si le preguntas varias veces lo mismo, es el diccionario” y ciertamente me tomó más de 20 visitas a la misma palabra recordar que significa vituperio, vilipendio, baldón, subterfugio y otras más y mi Larousse jamás me dijo “Otra vez tú Thamara?”. Por cierto, mi diccionario Larousse fue el primer libro que compré en mi vida, recuerdo que me costó un platero en una época que no había mucha plata, me lo vendieron a crédito, y a mi se me han perdido infinidad de cosas, joyas, ropa, libros, celulares, toda vaina, y me he mudado más de 10 veces desde la compra de mi diccionario hasta hoy, y siempre, siempre, mi Larousse milagrosamente siempre está a mi vista, nunca ha estado ni siquiera extraviado momentáneamente, y sigue siendo al día de hoy, mi libro favorito, el que mas leo, el que siempre manoseo. 

Que bueno que pude contarle a mi Tío que estoy escribiendo, que tengo un blog y que estoy escribiendo mi primer libro, se lo dije el 24 de Diciembre 2020, 19 días antes de que muriera, y ese día lo grabé, tengo dos invaluables videos de la última vez que lo vi, ahora menos que nunca dejaré de ser una fastidiosa que todo lo graba todo el tiempo, hoy esos videos valen oro para toda su familia, y hoy son imposibles de repetir. Soy una apasionada o fastidiosa según mis hijos, de documentar todo, a todo le tomo fotos o hago videos, pero jamás me había sentido tan feliz por haberlo hecho que en ésta ocasión con mi Tío, sin saberlo era la última vez que lo vería, y como de costumbre me repitió que era su sobrina favorita, solo que ésta fue la primera vez que quedó grabado. La primera vez que quedó documentado, y la última oportunidad que tendría de hacerlo.

Mi Tío era el único hermano de mi mamá, no he visto nunca un amor más grande por un hermano que el que siente, y seguirá sintiendo mi Mamá por su Hermano, es tan de no creerse que desde niña se culpaba ella de las tremenduras de mi Tío para que le pegaran a ella y no a su Hermano, quien carajo hace eso? Sí uno de los placeres culposos de la infancia es sapear a un hermano. 

Mi Tío era muy inteligente, brillante la verdad, y sumamente culto, su capacidad y deseo de aprender nunca envejeció, aprendió a hablar inglés a los 70 años, manejaba redes sociales, tenía un blog, y murió con su novia al lado, el cumplió 80 años pocos días antes de morir, pero viejo nunca se puso, el se renovaba, siempre tenía de qué hablar y hablaba con propiedad, leía muchísimo.

Su saludo habitual conmigo era “Dame razón de Federiquito”, ese fue el seudónimo que el le puso a todo novio, pretendiente, parejo de turno, etc que yo tuviera, otra muestra de su inteligencia, con la prolífica y divertida vida amorosa de su sobrina favorita, recordar nombres era complicado, el único nombre que se aprendió, y cómo debe ser, es el del padre de mis dos hijos, por él si me preguntaba por su primer y segundo nombre, “Dame razón de Luis Eduardo”, pero el resto, el bojote restante, siempre fueron para él, puros “Federiquitos”, así que bueno, ya nadie más preguntará por ellos …

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